No quiero entonces desmerecer o manchar su imagen, porque a mí las mentes creativas me llaman la atención y debiéramos fomentar a nuestros artistas en vez de ensalzar a los foráneos y echar tierra por encima a los nuestros. En esta entrada más que meterme con el Dalí artista, lo haré con el Salvador persona, del que me sorprendió mucho al ver un vídeo sobre él en youtube.
No suelo ser consumidor de los que se ganan la vida de esta forma, pero hay algunos de los que no me pierdo su trabajo, porque con ellos aprendes y es lo que más valoro. Estoy enganchado por ello a los podcast de Wildproject, y hace unas semanas entrevistó al artista Antonio García Villarán, con el cual comulgo en ciertas cosas y otras no tanto.
En un momento dado hablaron de uno de los vídeos que más impulsaron al pintor en su faceta de youtuber, en el que ponía a caldo a Salvador Dalí, al cual valoraba más como marca que como autor y hacía un recorrido sobre su vida que me sorprendió bastante, dándome cuenta que conozco más a Dalí como autor que la biografía del mismo, dejando perlitas que he ido contrastando para hacer esta entrada.
Para acabar con la introducción decir que dilema moral que suele perseguir a una clase de artistas de diferentes ámbitos, que en su vida personal han hecho cosas despreciables pero en su trabajo (cine, música, pintura, escultura) son unos fenómenos, tiene que dejar de ser alabados o juzgarles por separado entre su vida personal y obra.
No creó que Dalí tras leer ese post, entre dentro de ese dilema, porque si bien en su vida hizo cosas criticables, no son tan extremas pasadas las décadas como las de otros que han acabado matando violando y demás, y aunque así fuese el caso, creo que hay que valorar las cosas con dualidad y si nos gusta su obra no avergonzarnos porque como seres son repugnantes.