¿Alguna vez os habéis sentido infravalorados o desaprovechados dentro de un ámbito que os importa?
El hacer multitud de cosas para sentirte parte de algo y ver como, por mucho que te esfuerces, todo es en vano y nada cambia…
Es un sentimiento de vacío, una incomprensión generalizada sobre el qué estoy haciendo mal o porque no encajo, por mucho que me esfuerce en que eso no sea así y porqué si fuese otra persona esto no ocurriría…
Uno de los peores traumas en esta sociedad es no saber encajar en donde tú quieres. El ser una pieza más del engranaje, una pieza más que el motor necesita para funcionar, ni mejor ni peor, ni igual ni distinta, simplemente necesaria como todas las demás para el perfecto funcionamiento.
El ser la oveja negra, la tara de toda la gama de productos, el que por más que lo intenta nunca llega y aunque se quede cerca, siempre sigue siendo un mundo porque su final por mucho que lo intente de diversas maneras, nunca varía.
Pero a pesar de que este estado, termina reconcomiéndote e incluso minando en demasiadas ocasiones la moral de manera desorbitada, tu orgullo te impide rendirte, y sigues intentándolo porque todos los combates siempre duran hasta el final, por muy claro que se vean desde el principio.
Olvidarte de tus temores bien fundados porque lo que quieres y tienes difieren en demasía, pero con una perspectiva que te autoinculca que por lo que verdaderamente te importa debes de seguir luchando, incluso con más ahínco con cada tropiezo, cada bajón psicológico, metamorfoseando un “ya no puedo más” con el “una vez más”.
Puesto que tus límites solo tienes potestad de ponértelos tu y nadie más y dentro de la personalidad una de las facetas es la de yo tomo mis decisiones, ni los demás, ni la propia sociedad, aunque me dé de bruces una vez más, puesto que ese dolor también será mío y no de los que me lo vetan.
Pues incluso en estos casos que nadie entiende tu cabezonería a la hora de actuar en ellos y piensas que todo sirve para acerar tu voluntad y a partir de una máxima sentirte que puedes conseguir tu objetivo, cuando por fin consigues que la gente crea en tu disparate al enfocar el problema, es cuando realmente te planteas si tanto esfuerzo, de verdad merece la pena.
Porque si no se valora lo que haces para que sirve hacerlo y al fin y al cabo, los retos son tuyos y a veces se gana más tirándolos por la borda que consiguiéndolos, porque a veces el hecho de demostrar que puedes, también debería recibir recompensa.