Siempre me ha llamado la atención las personas que por algún motivo han estado avanzadas a su tiempo, unos visionarios que alcanzaron a ver cosas que ningún otro ser humano podría haber hecho en su siglo o en los siguientes. No sabemos que si estaban tocados con una varita o imaginaron cosas imposibles y se pusieron a demostrar que la mente no tiene límites y que estos solo nos los ponemos las personas.
Otra faceta que me llama la atención son esas personas históricas que han destacado en múltiples áreas y no sólo en una, en este caso, de quien vamos a hablar en este poste reúne las dos condiciones y me parece uno de los seres humanos más fascinantes que ha existido, de ahí su incalculable valor y que por momentos llegase a ser tan preciado para la gente más importante dentro de su entorno.
Mi fascinación por él ha ido creciendo a lo largo de los años y no me puedo imaginar con los medios que había en su época fuera capaz de crear inventos con mecanismos que muchos hubieran firmado o se han llegado a conseguir en pleno siglo XIX y XX. Me da la impresión que fue un hombre que podía dar lecciones de todo y, si no sabía de algo, es simplemente porque no le interesó o quiso invertir su tiempo en otro tipo de preocupaciones.
Una mente libre, una mente inquieta, capaz de llevar a cabo sus propias ideas hasta hacerlas tangibles, dedicando horas a comprender como llevarlas a cabo a través del estudio de otras artes u otras formas de vida. Lo que hizo que viera donde otros no somos capaces ni de imaginar, creando cosas increíbles e imposibles para su época.