Quien lleva este blog es un gran aficionado al baloncesto, hace años incluso tenía una sección de basket y colaboraba en una página web en la que se formaron buenas amistades debido a este deporte. Esta sección quedó relegada al casi nulo interés de mi audiencia ante este tipo de entradas, si bien cuando ocurre algo fuera de lo común pues le seguimos dando cobertura, deben comprender que es mi blog y también me gusta permitirme el lujo de alguna licencia.
Este Eurobasket no iba a tener en principio un post, ni siquiera una caricatura, entendí que era un fin de ciclo y si bien confiaba en el nuevo, pensaba que había que darle ciertos plazos o años para poder aspirar a alguna medalla en los campeonatos. Veías el resto de selecciones favoritas a colgarse el metal y pensabas como echamos en falta a nuestros primeros espadas ya retirados, además de haber ausencias destacables por lesión o decisión técnica que podían potenciar a la selección: Ricky Rubio, Sergio Llull, Mirotic o Ibaka, Alex Abrines, Víctor Claver, Alberto Abalde, Carlos Alocén... y sus recambios, si bien tienen buena pinta muchos de ellos todavía tienen edad sub 23: Pradilla, Garuba o Parra.
Con este porvenir muchas selecciones nos habían igualado en competitividad y aparecíamos en clara desventaja ante otras como las favoritas al oro, la Serbia de Jovic, la Eslovenia de Doncic o la Grecia de Antetokoumpo con grandes estrellas de la NBA que dan un salto de calidad extremo al resto de plantel.
Era a priori un año de barbecho, ya se recogerían frutos en los venideros, o al menos podríamos ver nuestro verdadero potencial, servidor pensaba que nos apearían en octavos o cuartos, pues nuestro grupo se enfrentaba al llamado de la muerte en el primer round descalificatorio y si sobrevivíamos a ese cruce el siguiente aún podía ser peor. Unos buenos cruces pueden llevarte lejos, pero ni eso teníamos de cara, de ahí este post y por ello merecen un repaso en este histórico viaje.