Los dos equipos habían demostrado que son huesos duros de roer y a priori la final era muy igualada pudiéndose decantar por pequeños detalles de calidad por cualquiera de los dos equipos.
La mejor defensa contra el mejor ataque, así nos lo vendieron, el entramado defensivo de los bianconeros que sólo habían recibido tres goles en esta Champions contra un Madrid capaz de marcar treinta goles hasta esa fecha.
Por el camino tumbaron al Napoles, Bayern de Munich y Atlético los madrileños, mientras los turineses se deshacían de Oporto, Barcelona y el Mónaco.
Quizás la última oportunidad de que Gianluigi Buffon levantara una Champions que se le resiste y completaría, más si cabe, su maravilloso palmarés a los 39 años.