"Huir del vicio es el comienzo de la virtud, y deshacerse de la necedad es el comienzo de la sabiduría. El ocio es una perversa sirena de la que debemos huir". (Odas de Horacio, 13 a. C)
Quinto Horacio Flaco (65-8 a. C), uno de los poetas romanos más importantes, ya nos mostraba el camino acuñando el término "Aurea Mediocritas" o cómo comportarse acorde a un punto medio entre dos extremos, siendo éste el estado ideal, alejado de los excesos.
No era algo nuevo, como ocurre en la mayoría de los pensamientos de la época romana, bebieron de los griegos, en este caso de uno de sus filósofos más importantes, Aristóteles y de un pensamiento que recoge en una de las obras más importantes de su carrera: "La ética a Nicómaco". En ella nos habla sobre los extremos en cada una de las decisiones importantes de la vida, catalogando estos como vicios, siendo las virtudes el punto medio entre ambos enumerando estas: el coraje, la templanza (dominio propio), la generosidad, la grandeza del alma (magnanimidad), la ira mesurada, la amistad y el ingenio o el encanto.
Pero, ¿cómo llegaron los pecados capitales a nuestras vidas?, ¿por qué siete y no cualquier otro número? y ¿de verdad son esos los peores errores que pueden cometer los seres humanos?. Ahí anda el quid de este post, ya sabemos que desde la Antigüedad veían los puntos extremos como malos y los puntos medios como virtudes, ahora queda averiguar cómo desarrollaron esta idea para verla tal y como la conocemos hoy en día.