El 29 de junio del 2020 se ha cumplido el 120 aniversario del nacimiento de Antoine de Saint-Exupéry autor de la célebre obra "El principito".
Si bien escribió varios libros, no era escritor de profesión, sólo esta curiosa historia saltó a la fama y es especialmente por la que se le recuerda como "juntaletras".
No os voy a engañar, mi vida ha tenido una relación amor-odio con dicho libro que comienza en una salida del colegio para ver la obra de teatro siendo un renacuajo. Quizás la edad es importante, porque es el principal fallo que tienen los adultos y el propio autor al catalogarlo como un cuento infantil, pues los niños no van a entender todo lo que se dice en sus líneas.
Todos salimos aburridos del teatro, sin desmerecer a los artistas de la obra, que seguramente eran buenos profesionales, pero estaban interpretando un cuento de mayores de más de una hora de duración para niños pequeños que cada pocos minutos nos distraíamos con cualquier tontería como contar el número de butacas por fila o ver como hacía el mono el compañero de delante, querer ir al baño o pensar en lo que ibas a hacer por la tarde... y, en esos minutos que estabas atendiendo a la actuación, no entendías lo que sucedía.
El segundo contacto que tengo con el libro fue en el último año de instituto hablando con una chica que me lo recomendó como lectura y yo le comentaba sobre aquella fatídica obra de teatro aburrida siendo pequeño. Recuerdo que al final lo leí del tirón, pues bien puedes hacerlo en la mayoría de ediciones en poco menos de una tarde. Y entendí como siendo pequeño no puedes comprender lo que el libro trata de enseñar. Tampoco me llamó mucho la atención porque no es lo mismo leer algo porque te gusta o motiva que por compromiso para hablar sobre ello al día siguiente.
Quizás el tercer contacto fue el definitivo, leerlo después de llegar a una entrada de internet donde te explicaba las metáforas del mismo de cabo a rabo y por fin entender lo que Antoine quiso transmitir escribiéndolo. Puede que entonces fuese cuando le cogí verdaderamente aprecio.