Aunque cueste creerlo con todo lo que ha venido después, el personaje de John Wick fue inventado para la primera película e iba ser una historia con un principio y final cerrado.
Tampoco tenían grandes expectativas sobre la misma, simplemente una película de acción de bajo presupuesto para ser de Hollywood, costó entre producción y marketing alrededor de 30 millones de dólares, que quería ser meramente rentable en taquilla, y lo fue sin ser nada del otro mundo recaudando 88,8 millones de dólares. Minucias si lo comparamos con lo que pueden costar las películas de acción que buscan romper las taquillas hoy en día que multiplicarían por 10 ese presupuesto y han llegado a conseguir recaudar cifras cercanas o superando los mil millones.
Las expectativas del largometraje también las marca la duración del mismo, una hora y 41 minutos con los créditos, lo que nos quedaría más o menos hora y media real de film y la historia se iba centrar en un simple asesino a sueldo que buscaba venganza después de estar retirado porque alguien se mete donde no debe, confundiéndole con un don nadie.
El mundo que rodeaba a este asesino se muestra con ciertas pinceladas, como el icónico hotel Continental de Nueva York (aunque a lo largo de la saga veremos otras localidades llamadas así donde se albergan los mejores criminales del mundo) o los pagos con unas monedas especiales que no están en circulación si no perteneces al gremio.
Curiosamente a partir de esas pocas premisas, que podrían valer para cientos de películas de acción ya filmadas, se fue creando una atmósfera particular que se amplía en cada film de la saga, comprendiendo mejor cómo funcionan las cosas y los códigos que tienen los exterminadores profesionales dentro de ese caos de vida.
Sin más dilación vamos con la prolífica saga de películas de John Wick y destripando poco a poco todos sus entresijos.