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28 enero 2011

SOBRE UNA PERSONA MAS EN EL CIELO Y MENOS EN LA TIERRA…

Hoy 28 de enero, has dejado de lucir, el último rayo de sol de este día nublado te lo has llevado contigo, como todo lo bueno que siempre has dejado a los de tu alrededor.
Apenas hemos coincidido cuatro veces en la vida, y hasta mis catorce años he de decir que no sabía ni que existieras. Pero cinco días en Haro, hicieron que no me olvide jamás ya de ti.

Nunca he visto una persona con más vitalidad y más fuerza que tu, cada momento a cual más duro, tenías una sonrisa y un saber estar inexplicables para la gente de tu edad.

Aún recuerdo una foto que con 92 años estabas colgada de unas anillas en el gimnasio, levantando tu propio peso y que tus compañeras mucho más jóvenes, envidiaban esas cosas que tú, sólo tú, podías hacer.

Tu vida no ha sido de color de rosa, pero la pintaste así porque querías verla y que la viéramos así, perdida del marido siendo joven, enterrar a tu propio hijo cuando le empezaban a ir de nuevo bien las cosas… Lo sufriste, pero no te quejaste, porque siempre has sido muy fuerte.

No hemos compartido muchos momentos, pero siempre he sabido que gente verdaderamente me aprecia y quien no, solo con la mirada. Siempre te has interesado por mí siendo un sobrino-nieto alejado, aunque para ti era como un nieto más. Me has animado cuando veías que en cinco minutos no había dicho alguna tontería y recuerdo hace casi seis años que en la boda de tu nieto duraste hasta las siete de la mañana como cualquier joven más, sin importar si llegaba o no un autobús perdido, riéndote, disfrutando y pretendiendo dibujar una sonrisa a todo el mundo pues su nieto se casaba.

A día de hoy 97 años y seguramente sonriendo en tus últimos momentos o diciendo a los de alrededor algún mensaje de no os preocupéis, todo saldrá bien. Porque eres todo corazón y prefieres ver bien a los tuyos, que verte bien tu.

Me hubiera gustado ir mañana hasta Barcelona y asistir a tu funeral, pero por desgracia esta semana han ocurrido una serie de hechos que nos impide tanto a mi padre como a mi movernos de aquí, ya sabes, la salud de algunos que no les permite ser/estar buenos… y si va una persona hasta allí debía de ser mi madre, porque es la más cercana a ti, si hubieramos podido ir dos, le hubiera ganado el pulso al jefe, pero hemos decidido quedarnos mejor los dos por lo que pueda ocurrir... Me gustaría verte y decirte NOS VEMOS, porque un adiós a gente como tú no se le puede dar nunca, como tampoco me despedí de Ricardo…

A estas horas no me creo que no pueda volver a ver esa sonrisa en tu cara, esa empatía en tus ojos y ese saber estar y fuerza vital que solo gente como tú sabes transmitir.

Se te quiere Tía Emilia… (descansa en paz)



P.d. Como me hubiera gustado celebrar contigo una batalla del vino como prometiste, siempre procure salir en una foto empapado ese día para que llegará a ti, se que Haro también estaba en tu corazón, por eso los jarreros que te conocimos sentimos no poder verte más.

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