Si hay un escritor que me ha conquistado con sus novelas ese es Dan Brown, un tipo que descubrí casi de casualidad cuando “El código Da Vinci” era un best-seller y yo sin enterarme.
Soy un lector cotidiano, eso sí, muy rarito para los libros, así que es difícil que me termine gustando una novela que me ha comprado fulanito o me ha recomendado menganita… Si la empiezo a leer, la acabo, pero me quedo con el mal sabor de boca de decir, no me ha gustado, pero tenía el compromiso adquirido de leerla… y malditos compromisos…
Lo dicho, allí por el 2005, en mi segundo viaje a Paris, tengo que hacer un tercero cuando pueda, la encargada del grupo en visitas y excursiones, no paraba de hablar de “El código Da Vinci”, en plan: “si os acordáis de tal pasaje… pues es justo por donde estamos pasando” o “Dan Brown hace una simbología de dicho cuadro en el Louvre que lo podrás encontrar en la sala tal” y “en el libro se menciona una pirámide invertida, a ver quién la encuentra”.
Y basta con que alguien esté así todo el día y que cuatro asientan, bien porque la hubieran leído o para quedar de estar en la onda, aunque no sepas de que va el tema… Basta con eso, para que yo pase automáticamente de leer ese libro y me ofrezca a otras lecturas…
En este caso la casualidad hizo que a mí vuelta a España, me topase con una edición especial del libro, en el que se adjuntaban fotografías de cada lugar que visitaba el protagonista. Obviamente esa edición costaba el doble que el libro normal de pasta blanda, pero me dio igual…
No fue por las recomendaciones de la encargada de nuestro grupo de excursiones, más bien que soy muy seguidor de dos temas en concreto que se reflejan de gran manera en el libro, la ciudad de París y de la vida de Leonardo Da Vinci y llegado de ese viaje, me pareció divertido sentir de primera mano lo vivido por el supuesto protagonista del mismo… un tal Robert Langdon que al a postre es conocido tanto por los lectores empedernidos, como por su trilogía de películas de las cuales hablaremos.
En verdad, me gustó el libro y encontré uno después del mismo autor “Ángeles y Demonios” el cual disfruté como un enano y terminó surgiendo el enganche.
Pero vamos al tema, ya que he conseguido relacionar a Dan Brown conmigo, que menos que presentároslo…