Recuerdo que dos o tres años antes de que debutase con la primera plantilla del Real Madrid se oían maravillas de él, que si "era un adelantado a su tiempo", que "haría lo mismo con jugadores que le sacasen cuatro o cinco años", que "su objetivo era llegar joven a la NBA y hacer carrera allí..."
Pero son cosas que oyes de tantos críos que destacan a edades tempranas que no sabes si cumplirán esas expectativas tan altas o, como la mayoría en la misma tesitura, terminarán siendo un juguete roto.
Hay una ley no escrita en los deportes colectivos de alta competición y sobre todo en los grandes equipos que dice que si un jugador es muy bueno a edad temprana, lo mejor es que no se lo hagas creer y que, si da el salto al primer equipo, deberá empezando con mucho banquillo o dosificándole dependiendo de cómo vaya la temporada con más o menos minutos y partidos.
En baloncesto si subes a un chaval con dieciséis años a la primera plantilla son ficha dual con el filial, lo normal es que no juegue porque todavía está verde con cosas que pulir y no tiene ritmo profesional. Y si no juega, le cortas la progresión, pues a esas edades necesitan muchos partidos y minutos.
Lo malo es que estamos hablando de la excepción que confirma la regla y que los jugadores como él, con suerte te salen de la cantera una vez cada cuarenta o cincuenta años. Así que larga vida al rey, que por cierto, el día que se publica esta entrada cumple su primer cuarto de siglo...