CAPITULO 8.
- No quiero ir a la cárcel, ¿lo entiendes?
- No es mi intención que acabes en ella…
- ¿Qué quieres?
- A ti…
El viejo entendía que si los dos disparábamos, yo tenía más oportunidades de alcanzarlo bien que él a mí. Mi arma era mucho más pequeña, al ser más joven tenía mejor pulso y por supuesto más rapidez en apretar el gatillo. Además creo que pensó que si no le disparaba, al salir como rehén de la casa, las tornas cambiarían y el sería el bueno y yo el malo, así que soltó la escopeta y pronunció un: “ya estoy desarmado, no me mates…”
Hay que ver lo cobardes que somos las personas cuando no tenemos el viento a favor, y sin embargo lo gallitos que llegamos a ser si lo tenemos… ¿Tiene miedo a morir? Voy a jugar con eso…
Le puse el cañón en el cerebro y le pregunte por una salida secreta, imaginando que un capo mafioso tendría algo así por si las cosas se torcían, el viejo se sorprendió, pero accedió ante tal petición. Bajamos a unas escaleras ocultas por una trampilla a un recorrido subterráneo y aparecimos a unos 300 metros del lugar, viendo el percal detrás de unos árboles, elevados respecto a la casa. Toda la acción sucede a contrarreloj e impulsivamente...
Había mucho ruido, las sirenas de la casa, las de la policía, luces por todos los lados y gritos de órdenes que no se distinguen desde nuestra distancia, cámaras de Tv grabando sin control… Muy cerca de donde nos encontrábamos hay un restaurante, cojo prestado un coche haciéndole el puente y nos dirigimos a mi casa.
Encendí la tele y aquí me encuentro, viendo como la reportera que confió en mí me alaba, “el hombre sin miedo” dice, un “héroe anónimo al que no le afecta la ley” y no sé cuantas más tonterías…, en el fondo me gusta, pero son solo falacias inventadas para dar morbo a los televidentes…
Me enciendo un pitillo y me dirijo al baño, allí un anciano en pelotas cuelga bocabajo de la alcachofa de la ducha, atado y amordazado. Cierro el tapón de la bañera y la empiezo a llenar, esperando a que cubra su cabeza, pero con el fin que, si se lo curra, pueda sacarla sin ahogarse…
Alrededor del baño todos los objetos puntiagudos y tronchantes de la casa, también objetos como un taladro de batería y alguna herramienta de ese tipo.
El individuo trata de no ahogarse y se sacude violenta y compulsivamente, en una mezcla de miedo y rabia de verse incapaz de salir de esa situación. Pongo en marcha el taladro y la radio del baño a toda pastilla, curiosamente suena “la cabalgata de las valkirias” de Wagner… Me da por sonreír mientras le miro fijamente, él me responde con la mirada más histérica que jamás habrá tenido en su vida.
Me meto dentro de la bañera de pie y corro las cortinas….
- Dime viejo, ¿tienes miedo?. Es malo tenerlo…, acciono el taladro… Grita lo que quieras… Nadie te va a oir…
FIN.
▲ Cerrar ▲
Ja, ja, qué macabro. Pero eso de matarlo en la casa... podría haberlo hecho en la suya, así el cuerpo quedaba allí. Pero bueno, como tampoco le importa lo que le pase...
ResponderEliminarYa tenía ganas de conocer el desenlace, ji, ji.
Y yo de volver al blog normal independientemente de historias que lo abarcan...
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