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11 febrero 2011

EL HOMBRE SIN MIEDO

CAPITULO 7.

¿Saben lo que hace a una rata salir de su escondrijo? El hambre, si una rata tiene hambre, le dará lo mismo los gatos que haya cuando cruce el agujero. Prefiere morir destripada que morir de inanición, el instinto hará que muera por causas ajenas a ella y no por propias…

Me sentía tan crecido después de lo que había hecho que volví a mi casa, esperando que a él le diera por mirar allí. Puse la televisión y voilá, allí apareció al día siguiente del atentado para hacer una entrevista a los medios y “lavar”, ja ja ja, su imagen. La escuché entera, …soy un pobre anciano que solo vivía de su empresa…, …un loco sin oficio ni beneficio le dio por destruir toda su vida y la de sus empleados…, …no entendía porque la calle estaba a favor del loco…, con el daño que ha hecho a tantas familias por el altercado… y …hasta que pasara el revuelo y me detuvieran estaría en su casa esperando con toda tranquilidad, solo le faltó guiñar el ojo a la cámara y decir, te estoy esperando friegasuelos…

Bien, ya tenía lo que quería una citación a un lugar concreto para vernos, lo mejor es que no habíamos quedado a ninguna hora, eso me beneficiaba a mí.

Un segurata y él, no queda más, me reconcomía el hecho de estar tan cerca de mis objetivos y no poder llevarlos a cabo.

Pasada una semana me acerque al lugar, menudo chalet tenía el desgraciado, si la gente tan hijap… vive así, ¿qué coño he hecho yo en esta vida?.

Demasiada gente alrededor, varios coches de policía y prensa especializada cubriendo el 24 horas, todos esperando la llegada de un loco y un desenlace digno de película. Todos esos medios siete días después, lo que hace el morbo…

Este capítulo va de acertijos… ¿saben cuál es el mejor disfraz? El que no parece serlo, con él pasas desapercibido, así que simplemente con la indumentaria que tenía y una simple cámara me hice pasar por un paparazzi, lo siento, de poli no me veo…

Sabía que si conseguía entrar no tendría una nueva oportunidad, esta vez debía hacerlo bien, me fui a uno de los laterales de la casa, pues la puerta principal y la trasera estaban llenas de gente. Encarame la pared y como aun había algún morboso mirando la escena, saque unas fotos para disimular, acto seguido, cuando los moros de la costa habían desaparecido salté, ya estaba dentro.

Llegué a la puerta, me cubrí bien con la gorra que llevaba y mientras mi mano izquierda tocaba el timbre de la puerta, la derecha recogía la pistola con silenciador de mi espalda.

- Ding dong

- ¿Quién es?

- Soy de la Nbc, quiero entrevistar al viejo

- Lo siento, hoy no admite mas entrevistas…

- La mía si, blam blam

- ….

Los disparos habían atravesado la puerta y el estomago del que estuviera detrás de ella, un tercer disparo al pomo y entró, cuarto disparo a la cabeza del tío que se desangraba, las alarmas saltan, me da igual, solo busco mi objetivo y a ser posible alcanzarlo antes que todo lo que está fuera me alcance a mi...

Abro una de las muchas puertas que encuentro en mi camino y bingo, ahí está el cabrón apuntándome con una escopeta tembloroso, mientras yo, impasible, le muestro la trayectoria a mi pistola de sus sesos, nos quedamos mirando, el suda y yo sonrío…

09 febrero 2011

EL HOMBRE SIN MIEDO

CAPITULO 6

La imagen de un televisor reporta en directo como un loco está haciendo arder una lavandería céntrica a base de lanzamientos de cocteles Molotov.

Ha atrancado la puerta de la misma para que los que estén dentro, ningún cliente pues acaban de abrir, mueran quemados en la hoguera cual brujas. He rociado el edificio de un líquido altamente flamable e inoloro antes de que abriesen...

La visión desde el edificio es demasiado aterradora, llamas de varios metros haciendo de barrotes de una cárcel de la cual no es posible salir a menos que mueras calcinado…

Alguien desde dentro da una orden de que se mantengan en calma y no comentan locuras, seguramente los bomberos están de camino. Lo que dejan ver las llamas del interior es la imagen de varias personas meditando cuantos segundos de vida les quedan antes de que vengan a auxiliarles y si seran capaces de mantener esa calma ordenada o no. ¿Quién tiene narices de discutir con el jefe?...

Un idiota lo intenta, saca una pistola y dispara a una de las ventanas, valiente él, coge impulso y salta, sabiendo de antemano que la única forma de salir con vida es tener quemaduras de tercer y segundo grado por todo el cuerpo. Con lo que no cuenta es que un individuo demasiado ido en esos momentos, le está esperando fuera para rematarlo. Soy condescendiente, acabo rápido, un solo disparo, no le conozco y el único que quiero que sufra es el viejo.

A los diez minutos del numerito suenan las sirenas, la policía y los bomberos se acercan, aprovecho para meterme en una callejuela y abrir una alcantarilla para huir.

Los resultados de la lavandería son los siguientes, dos muertes por asfixia, dos por quemaduras producidas por impacto de coctel Molotov y una quinta de un valiente que intento salir y aun no saben si murió por quemaduras o por un disparo. Dos más consiguen salir con vida y por desgracia en la lavandería no hay noticias del viejo como una de las víctimas.

Fue un buen aviso y tuve la suerte que una de las reporteras que cubría la noticia, se dedico a investigar sobre qué razón lleva a una persona a hacer algo tan sumamente salvaje. Gracias a esa reportera paso de ser una persona escapada de un psiquiátrico a ser un “héroe”.

La prensa se hace eco, al igual que los informativos: “¿Héroe o loco?. Se explica que los muertos eran todos de una mafia y que la lavandería era una tapadera de un negocio oscuro y corrupto, se hacen encuestas por las calles y la gente se muestra a mi favor: “Gracias señor, por enviarnos a este ángel exterminador”. Demasiada gente pensó que ese día en vez de ser una tragedia fue el más hermoso de sus vidas. Para mi simplemente fue patético, había dejado a dos personas con vida y una era mi objetivo… Aún así, esperaba una buena noticia, algo como lo sucedido te altera los planes y cometes descuidos, sobre todo porque alguien como él querría devolver el golpe que le habían causado. Ese día yo no fui identificado, pero él sabía perfectamente quien había sido, el friegasuelos de la planta quince de aquel rascacielos…

07 febrero 2011

EL HOMBRE SIN MIEDO

CAPITULO 5.

Antes de desaparecer del escenario del crimen, examiné los tres cadáveres, incluido el de ella, buscando cosas que pudieran ser de utilidad. Dos revolveres, con respectivas balas para recargar en la guantera del vehículo que llevaban, unas llaves de coche obviamente, dos billeteras, dos móviles y bastante dinero en efectivo de una caja de caudales de la recepción, de la cual obviamente también “encontré” una llave… Total a ella ya ese dinero no le iba a ser de utilidad.

Inspeccionando las carteras, me sorprendió que ambos individuos trabajaran para un servicio de lavandería, si bien se dedicaban a hacer desaparecer trapos sucios, no me los imaginaba lavándolos. ¿Se imaginan si en vez de haber llevado la ropa a lavar a mi casa, me hubiera dado por llevarla allí?

Yo no sé apenas qué es eso de internet, pero me apresuré a un cibercafé para poder investigar sobre esa lavandería. Basta decir que me llevé su coche, molaba mucho más que mi chatarra y tenía el depósito lleno. Cogi un destornillador y cambie la matricula con el mio...

El servicio de lavandería, como podrán sospechar era una tapadera del viejo, para la cual trabajaban ocho personas y él figuraba como director. El cabrón blanqueaba el dinero de las extorsiones en ese negocio, haciendo que todo fuera legal. ¿Sus clientes? Todo aquel que le debiera dinero o favores, todos ellos estaban en cartera... El mundo de la calle sabía quién y cómo era ese tipo, pero nadie se quejaba de su “lavandería” por miedo a desaparecer sin dejar mancha.

Tras unos días de investigación y patearme la ciudad, conseguí hacerme con un plano del edificio, averigüe que no habían contratado a más gente por las dos “bajas” y me hice con las caras de los otros seis que trabajaban allí. Paseaba cerca de la lavandería todos los días y malpagaba a algún mendigo para que entrase en ella y me informara de la situación.

Llegado el momento se me cruzaron los cables, preparé cocteles molotov caseros, compre más balas y unos prismáticos, con los cuales me tire vigilando el edificio durante un par de semanas antes de actuar, para comprobar horarios, zonas de ataque y sobre todo para saber cuándo mi objetivo iba a estar en mi punto de mira.

Ensayé la puntería durante ese par de semanas, disparando esta vez con los ojos abiertos y haciéndome al arma. No me apetecía fallar el disparo del viejo: ¡Blam, entre ceja y ceja!

Llegó el día esperado, había pasado un mes desde lo ocurrido, y yo había cambiado demasiado, tenía sed de venganza en vez de desidia y no tenía miedo en llevarme por delante lo que fuera hasta llegar a él. Mi único fin era estar lo suficientemente vivo para matarle con mis propias manos si fuera preciso, si después fallecía, podría hacerlo en paz.

04 febrero 2011

IMÁGENES POÉTICAS 13


Imagina que después de tiempo vuelves a sentirte importante,

Las dudas sobre ti se despejan con las reacciones de los demás,

Que tu autocrítica y el daño que conlleva ya ha durado bastante,

Y todo esa etapa de sentirte mal por fin ha quedado atrás.


Simplemente imagínate en otra etapa, que de ésta hubo bastante,

Y lo que dices o haces es importante, que al final recibes lo que das,

Recuperas tú esencia perdida, esa que se desvaneció en un instante,

Que te sientes por fin poderoso, con energía y tu cuerpo pide más…

30 enero 2011

EL HOMBRE SIN MIEDO

CAPITULO 4.

Mi inestabilidad emocional a la llegada al motel era apoteósica. Mi cerebro pensaba en el tiempo que iban a tardar en encontrarme allí, sabiendo mi identidad y añadiendo el plus que mis relaciones sociales son apenas nulas. Si seguían la conexión después de mis familiares, buscarían a mis amistades y carentes de ellas, removerían mi pasado y el punto clave era mi ex, dueña del motel en el que me encontraba. Además habían estado en mi casa y había demasiadas pistas sobre “mi amiga” del motel, que demasiados quebraderos de cabeza me había dado con mi mujer…

Los nervios me estaban jugando una mala pasada, así que me dio por meterme whisky en vena con el fin de calmarme. Soy un mierdas, vendrán a por mí y me matarán y no pondré resistencia y… ¿qué me queda en la vida?. A estas alturas habré perdido mi trabajo, no tengo familia, ni amigos y apenas me queda dinero.

Pensé que la mejor solución era suicidarme. Para ello cogí mi cinturón, lo ate a la lámpara de la habitación, me subí a la silla e intente ahorcarme, con tan mala fortuna que la lámpara cedió y solo conseguí estamparme contra el suelo además de un golpe en la nuca con la propia lámpara. Borracho y desquiciado me dio por llorar y acabe pensando que descansar mucho era la solución a corto plazo y me metí a dormir.

A eso de medianoche, no recuerdo si de ese día o el siguiente, golpearon mi puerta.

- ¡Abre, soy yo!. Un par de personas me han preguntado en consigna si te he visto y les he mandado a un pueblo a 40 km de aquí.

- Bien hecho, pero lo mejor es que cierres el motel y te largues cuanto antes.

- No, el motel es mi vida, es lo único que me queda…

Se dio un disparo y deje de oírla, la frase continuaría pero ella la dejo a medias. Por una vez que me preocupo por alguien y mira como me lo agradece, recibiendo un disparo que no llevaba su nombre. De todas formas estaba bien aleccionada y murió haciendo lo que debía, avisarme.

Los efectos del alcohol aun perduraban y me envalentoné, rompí la botella de whisky, esa sería mi arma y el que estuviera detrás de la puerta mi objetivo. Total si me mataba, por lo menos hice algo con sentido, ya estaba muerto si no llega a ser por la maldita lámpara y más muerto aún tras matarla a ella, mi última conexión social con el mundo.

Tuve suerte, el hecho de que mi habitación no tuviera luz y que la puerta aun estuviera cerrada, era un hándicap a mi favor. Me coloque a un costado de la puerta...

¡Blam, blam! Dos disparos a la cerradura, una patada a la puerta y… una botella de whisky partida a su garganta. Seccionada la yugular, no llegó a articular ni gesto de ahogamiento en su propia sangre cuando ya yacía muerto. Cogí la pipa, en este caso revolver, y conté los agujeros del tambor, tres disparos quedan y sólo me queda un tío…

Por suerte no era 007 y erró un disparo a traición, volví a entrar a la habitación, conté hasta dos y salí disparando con los ojos cerrados hacia la dirección de donde había venido la bala. No me digan cómo, pero una de las tres balas le acertó en el cerebro.

- ¿Qué has hecho? , dijo una voz desde otra habitación del motel.

- Sobrevivir, respondí

- Es gente del mayor capo de esta ciudad, eres hombre muerto…

- Aunque parece no tener sentido con mi anterior respuesta, hace tiempo que lo estoy...

Esa pequeña conversación con aquel hombre me ayudó mucho, me reveló quien era mi enemigo, ahora solo me quedaba conocerle mejor y terminar por todas con este jaleo, o él o yo. Él, tiene a su gente y yo he muerto hoy varias veces, no le queda nada por quitarme y ya saben, el hombre más peligroso es al que ya no le queda nada por perder ya que carece de miedos...

28 enero 2011

SOBRE UNA PERSONA MAS EN EL CIELO Y MENOS EN LA TIERRA…

Hoy 28 de enero, has dejado de lucir, el último rayo de sol de este día nublado te lo has llevado contigo, como todo lo bueno que siempre has dejado a los de tu alrededor.
Apenas hemos coincidido cuatro veces en la vida, y hasta mis catorce años he de decir que no sabía ni que existieras. Pero cinco días en Haro, hicieron que no me olvide jamás ya de ti.

Nunca he visto una persona con más vitalidad y más fuerza que tu, cada momento a cual más duro, tenías una sonrisa y un saber estar inexplicables para la gente de tu edad.

Aún recuerdo una foto que con 92 años estabas colgada de unas anillas en el gimnasio, levantando tu propio peso y que tus compañeras mucho más jóvenes, envidiaban esas cosas que tú, sólo tú, podías hacer.

Tu vida no ha sido de color de rosa, pero la pintaste así porque querías verla y que la viéramos así, perdida del marido siendo joven, enterrar a tu propio hijo cuando le empezaban a ir de nuevo bien las cosas… Lo sufriste, pero no te quejaste, porque siempre has sido muy fuerte.

No hemos compartido muchos momentos, pero siempre he sabido que gente verdaderamente me aprecia y quien no, solo con la mirada. Siempre te has interesado por mí siendo un sobrino-nieto alejado, aunque para ti era como un nieto más. Me has animado cuando veías que en cinco minutos no había dicho alguna tontería y recuerdo hace casi seis años que en la boda de tu nieto duraste hasta las siete de la mañana como cualquier joven más, sin importar si llegaba o no un autobús perdido, riéndote, disfrutando y pretendiendo dibujar una sonrisa a todo el mundo pues su nieto se casaba.

A día de hoy 97 años y seguramente sonriendo en tus últimos momentos o diciendo a los de alrededor algún mensaje de no os preocupéis, todo saldrá bien. Porque eres todo corazón y prefieres ver bien a los tuyos, que verte bien tu.

Me hubiera gustado ir mañana hasta Barcelona y asistir a tu funeral, pero por desgracia esta semana han ocurrido una serie de hechos que nos impide tanto a mi padre como a mi movernos de aquí, ya sabes, la salud de algunos que no les permite ser/estar buenos… y si va una persona hasta allí debía de ser mi madre, porque es la más cercana a ti, si hubieramos podido ir dos, le hubiera ganado el pulso al jefe, pero hemos decidido quedarnos mejor los dos por lo que pueda ocurrir... Me gustaría verte y decirte NOS VEMOS, porque un adiós a gente como tú no se le puede dar nunca, como tampoco me despedí de Ricardo…

A estas horas no me creo que no pueda volver a ver esa sonrisa en tu cara, esa empatía en tus ojos y ese saber estar y fuerza vital que solo gente como tú sabes transmitir.

Se te quiere Tía Emilia… (descansa en paz)



P.d. Como me hubiera gustado celebrar contigo una batalla del vino como prometiste, siempre procure salir en una foto empapado ese día para que llegará a ti, se que Haro también estaba en tu corazón, por eso los jarreros que te conocimos sentimos no poder verte más.

EL HOMBRE SIN MIEDO.

CAPITULO 3.

Ni siquiera llame a casa, ¿para qué?. El que estaba con el culo lleno de mierda era yo, no ellos.

Recogí mi coche, el cual siempre aparco en un callejón a varias manzanas. Lo hago por miedo a que mi boca replique a la de algún vecino del rascacielos y como venganza la paguen con mi coche. Sí, soy un malpensado, pero miren para que me sirve serlo, me ahorré con ello la típica persecución de coches de las pelis de acción.

Había un motel a las afueras, la dueña era una ex, la conocía bien, seguía prendada de mí, me daría una habitación el tiempo que quisiera a cambio de decirle guapa todos los días y hacerle algún que otro favor. Cómo les dije, las cosas con mi mujer no iban bien y era yo quien corría peligro, así que me daba igual lo que tuviera que hacer.

Al cabo de dos semanas, pensé en aparecer por casa, más bien porque la ropa ya me olía mal y no sé ni echar monedas a la única lavadora de la que dependíamos todos los alojados del motel, como para echarla después el jabón y poner el programa en marcha.

Las cosas se habrían calmado, de todas formas mi intención era recoger mi ropa y volver al motel, estaba mejor allí.

Ya en mi casa, antes de abrir la puerta, escuché un grito de mi hijo mayor, e hice exactamente lo mismo que en mi trabajo, esconderme. Menuda mierda de padre, ¿eh?. Están maltratando a su hijo y… ¿qué hace?, esconderse, mejor que reciba solo uno y no los dos.

Al salir de mi casa reconocí a los dos individuos que bajaron aquel ingrato día por el ascensor, espere a que se fueran y me decidí a entrar…

Para mí era un dejavú, así que si llegaba a ver al viejo de nuevo, le remataba, ley del talión (ojo x ojo). Menuda mierda de padre, recalco, esperando que se fueran los matones para vengarme de un “pobre” anciano por lo que ha hecho a parte de mi familia. Contra ese por lo menos podría darme el placer de revancha y parecerme algo a un héroe.

Lo que me encontré aún a día de hoy, no lo asimilo. Mi familia al completo, descuartizada, torturada hasta una muerte lenta y dolorosa con el fin de sonsacarles información sobre mí. Mi hijo mayor aún respiraba, fue el último en pasar por semejante vendetta. Sus últimas palabras fueron: “Papa, no hemos dicho nada de ti, tranquilo…” muriendo en mis brazos, desangrado y medio mutilado.

Esa era mi familia, dieron su vida por defenderme, mientras yo desaparecí durante medio mes, sin decirles ni mu. No pensé en su pellejo en ningún momento, no me entiendan mal, yo les quería, y a día de hoy por desgracia mucho mas, pero en ese momento mi egoísmo sólo me hacía pensar en mi seguridad y no me di cuenta del peligro para ellos.

Llamé a la policía para dar parte y huí de nuevo al motel, por miedo a ser encontrado, ni un funeral digno en el que estuviera presente tuvieron. No me odien, ya me odio yo lo suficiente…