Llego a pensar que las vidas de los demás eran maravillosas en comparación con la suya, y por ello, si las cosas van bien, no quieres saber nada de la gente a quien le va mal. Se marchó mustio a la cama, decepcionado por las causas, por sus pensamientos, por las personas que le rodeaban y pensó en que pasaría en esta vida si desapareciera. No en sentido de suicidio, sino en un sentido empático, ¿cómo vivirían los demás sin su existencia?.
Esa noche se negó a soñar, pero la inconsciencia de nuestro cerebro en estado rem, provoco que su último pensamiento antes de ir a dormir se cumpliera.
Entonces se dio cuenta de lo destrozada que había quedado su familia si él no existiera y eso le sugirió que por lo menos sus seres queridos le echarían en falta, quiso abrazar a su madre desconsolada, pero no pudo en su estado gaseoso. Siguió su camino mientras noto que su bolsillo vibraba, era su móvil; al intentar contestar fue absorbido por el aparato que le llevo al celular del emisor de la llamada, eran del trabajo, le ofrecían una mejora del contrato y una ampliación del mismo porque confiaban en él, pero al no poder contactar desistieron.
Ya, bueno, pero en esta sociedad, a parte de su familia y del trabajo, ¿quién le echaría de menos?. Se metió en internet, medio en el que por desgracia contactaba con “sus amigos”, entro por curiosidad a las redes sociales y encontró un mensaje privado de una persona que echaba mucho en falta. ¡Qué casualidad!, todo el año dando la tabarra para poder saber de esa persona tan especial y cuando das las cosas por perdidas, justamente en ese día va y se acuerda de ti, pero por desgracia, no podía contestar… Se sintió entonces aun más triste porque el valor que tenía para los demás debería ser más asiduo y no a toro pasado, pero también con impotencia por querer contestar ese mensaje y no poder, quizás si no hubiese respuesta, raramente propiciara en el futuro otro mensaje y esa forma de pensar le importuno si cabe una vez más.
También se percato de que alguien le había contestado otro mensaje, enviado hace días, citándole a salir en año nuevo, cercano a la fecha de esta historia, y aunque se moría de ganas de contestar, tampoco pudo.
En ese momento estaba a punto de llorar de impotencia, así que decidió cambiar de tercio e ir al correo tradicional, esperando las típicas cartas que se reenvían le alegrasen, o como mínimo, le tranquilizasen ante tal situación y entre tanto powerpoint inadvertido, destacaron 3 correos:
En el primero alguien había leído con anterioridad su blog, y le decía que los problemas graves se encuentran en África, que no tienen casas, ni el que comer, los demás problemas, los nuestros, son meramente banales comparados con esos. Era un mensaje viejo, ya leído, y que no le sentó en su día muy bien a nuestro protagonista, porque aunque fuera realidad, no solucionaba su malestar, no con tono egoísta, pero si de una manera de enfado profundo contra su mundo, quería soluciones, no sentirse peor, por no pertenecer a una ONG y vivir de misionero. En ese momento después de haber pasado todo su sueño, lo quiso releer y se dio cuenta que esa persona solo quiso ayudarle, en vez de enfadarle a partir de su típico modo subjetivo de ver la vida, a él le debe esa frase de: “Así es la vida unas veces se gana y otras, se empata…"
En el segundo le invitaban a bajar a los partidos de futbito que durante tanto años había jugado y que dejo de ir porque un día le tocaron en demasía las narices, le gusto este detalle…
El tercero fue si cabe más especial porque se había mandado desde la otra punta del planeta, de una persona, que según ella había sido ayudada muchas veces por él, pero no tantas como al revés, curiosamente era psicóloga y siempre que nuestro protagonista se lo había pedido, le había dado una opinión sincera sobre las cosas, sin pelos en la lengua… y se dio cuenta que ni a ella podría responder, que su locura se seguiría expandiendo y nadie ya le podría ayudar….
En el primero alguien había leído con anterioridad su blog, y le decía que los problemas graves se encuentran en África, que no tienen casas, ni el que comer, los demás problemas, los nuestros, son meramente banales comparados con esos. Era un mensaje viejo, ya leído, y que no le sentó en su día muy bien a nuestro protagonista, porque aunque fuera realidad, no solucionaba su malestar, no con tono egoísta, pero si de una manera de enfado profundo contra su mundo, quería soluciones, no sentirse peor, por no pertenecer a una ONG y vivir de misionero. En ese momento después de haber pasado todo su sueño, lo quiso releer y se dio cuenta que esa persona solo quiso ayudarle, en vez de enfadarle a partir de su típico modo subjetivo de ver la vida, a él le debe esa frase de: “Así es la vida unas veces se gana y otras, se empata…"
En el segundo le invitaban a bajar a los partidos de futbito que durante tanto años había jugado y que dejo de ir porque un día le tocaron en demasía las narices, le gusto este detalle…
El tercero fue si cabe más especial porque se había mandado desde la otra punta del planeta, de una persona, que según ella había sido ayudada muchas veces por él, pero no tantas como al revés, curiosamente era psicóloga y siempre que nuestro protagonista se lo había pedido, le había dado una opinión sincera sobre las cosas, sin pelos en la lengua… y se dio cuenta que ni a ella podría responder, que su locura se seguiría expandiendo y nadie ya le podría ayudar….
En ese momento despertó, sudado y temblando, creyó que le despertaba su propia pesadilla, pero al sonar su móvil, pensó que aún se encontraba en medio de ella. Tenía miedo de descolgar, no quería más bofetadas de ese tipo… Se armó de valor y lo cogió, esta vez era real, no un sueño, se trataba de un buen amigo que conoció en un trabajo anterior y que desde entonces, casi semanalmente, se reunía con él y le trataba como si fuera parte de su vida. Se levantó, se vistió y por el camino se le quitaron las ganas de desaparecer, aunque solo fuera por esas personas del sueño y por otras, que en los últimos tiempos no dieron noticias, pero que las daran... Quizás, lo que cuente a veces, es más la calidad y no la cantidad…