Me llama mucho la atención la fuerza voluntad que tiene el ser humano ante propósitos que nos parecen sencillamente imposibles.
Es increíble las locuras que nuestra mente puede llegar a pensar y como nuestra propia idiosincrasia y más concretamente nuestra fe puede convertir esa idea imposible en realidad, haciéndonos ver al resto del mundo que los límites nos los ponemos solamente nosotros mismos y que, si de verdad creemos en algo, ya estamos bastante más cerca de nuestra meta.