Existen dos clases de miedos, el natural y el irracional. La mayoría de los mamíferos además del ser humano, nacemos con una percepción del miedo innata, sin ella lo más probable es que moriríamos mucho más temprano que tarde. Éste actúa como una percepción del peligro e informa a nuestro cuerpo para que esté preparado ante ello, bien en posición de defensa (huida, alejamiento, búsqueda de ayuda o de elementos para ponernos a salvo) o en posición de ataque (enfrentándonos de forma directa o indirecta a ese peligro que nos acecha), ambos caminos buscan erradicar ese peligro y sentirnos protegidos gracias a las señales previas que nos ha transmitido la sensación del miedo.
Ahora bien, esta emoción, al igual que todas con las que cuenta el ser humano, es buena en su justa medida y perjudicial si dejamos de controlarla y se apodera de nosotros. Percibir el miedo, haya o no un peligro real, difiere mucho y aunque todos tenemos ciertas sensaciones que nos asustan más de lo normal, hay que estar preparados para poder contenerlas y que seamos nosotros los que controlemos nuestras vidas y no ellas...
1. ¿QUIÉN ERA PHOBOS?
PHOBOS ATACANDO DESDE EL CARRO DE ARES |
La imagen de Ares para los helenos representaba una dualidad, era un dios mayor venerado por sus atributos: valentía, fuerza y protección de los más débiles y, a su vez, tenía fama de pendenciero y de instigar el caos. Sus hijos por tanto heredarían la parte oscura de su padre, que prevalecería sobre las virtudes, idénticas a las de su progenitor.
Phobos y Deimos tenían más hermanos frutos de las relaciones de sus padres con otros dioses: Eros (dios del amor), Anteros (dios del amor no correspondido), Himero (dios relacionado con la lujuria), Adestría (diosa de las revueltas, decidiendo quien acababa bien parado y quien no) y Harmonía (diosa de la concordia y la paz).
El mito cuenta que ambos hermanos acompañaban a la guerra a su padre Ares y a la hermana y amante de éste Enio, la destructora de ciudades. Portaban el carro de guerra del dios de la guerra, conducido por tres poderosos sementales: Aiton, el caballo que escupía fuego rojo, Plagio que quemaba todo a su paso con una fuerte llama y Konabos que causaba tumulto entre el enemigo con su sola presencia.
Phobos se presentaba ante los enemigos con una cabeza de león mirando hacia atrás y una boca mucho más abierta de lo normal que enseñaba varias filas de dientes del animal, una imagen horripilante que provocaba la huida de muchas filas rivales. Para rematar la jugada, posteriormente aparecía Deimos que dejaba a los que quedaban en combate paralizados por el horror.
Pese a ser grandes combatientes y ganar muchas batallas épicas a favor del bando griego, eran considerados dioses menores venerados sólo por la gente dedicada a la guerra, para el resto de helenos, hombres de bien, no eran apreciados, resaltando mucho más sus aspectos negativos heredados de su padre que el bien que pudieran hacer.
2. HABLEMOS DE FOBIAS
"Temor intenso e irracional, de carácter enfermizo, hacia una persona, cosa o situación"
Hace 2.500 años, Hipócrates, padre de la medicina, nos hablaba del primer caso de fobia sin adjudicarle el término como tal, uno de sus pacientes tenía un miedo atroz a la música de flauta, sólo si esta sonaba de noche.
Hubo que esperar al 30 d.C. cuando el escritor romano Celso utilizaba por primera vez la palabra "fobia" para describir el miedo al agua (hidrofobia): "una enfermedad muy miserable en la que la persona enferma es atormentada al mismo tiempo por la sed y el miedo al agua y en la que hay poca esperanza". Curiosamente Celso humanizaba esta sensación, separándola de una similar ocurrida en animales, para ellos se trataba de un "rabia", mientras que si le ocurría al ser humano era una "fobia", a día de hoy todavía se debate si los animales pueden llegar a tener un miedo irracional ante algo que se apodere de ellos o simplemente eso sólo puede ocurrir en un cerebro mucho más avanzado como el del hombre.
¿Cómo evolucionaron los estudios a través de la psicología?
Muchos son los estudios psicológicos sobre fobias, pero vamos a enfocarnos en los puntos más esenciales que nos han llevado a conocer más de ellas en la actualidad y tener métodos de cómo deben ser tratadas.
Sigmund Freud las clasificó en 4 ramas diferentes:
a) FOBIAS TÍPICAS O PRIMARIAS: miedos heredados de la humanidad (no necesariamente perturbadoras).
b) FOBIAS HISTÉRICAS: miedos relacionados con recuerdos de situaciones traumáticas.
c) FOBIAS OBSESIVAS: miedos basados en la “transposición de afectos” de la neurosis obsesiva
d) AGORAFOBIA Y OTRAS FOBIAS CONTINGENTES: crisis surgidas desde la angustia, sin origen psicológico previo que producían un miedo espontáneo ante algo concreto.
Jean François Mallet en 1961 llegó a decir que procedían la mayoría de nuestras propias pesadillas y de ahí el miedo irracional ante ellas si no hubiera una situación previa.
David Marks en 1969 detalló mejor la clasificación previa de Freud haciendo una diferencia previa entre lo que se puede considerar un miedo normal y las características propias de las fobias: Miedo desproporcionado a la situación, que no puede ser explicado o razonado por quienes lo sufren, escapa del control del individuo, el sujeto llega a evitar situaciones u objetos que le provoquen llegar a ese descontrol.
El esquema de tipos de fobias de Marks es prácticamente el que todos los psicólogos en la actualidad utilizan:
a) Miedos a estímulos externos (equivale a la neurosis fóbica)
b) Fobias a animales
c) Agorafobia
d) Fobias sociales
e) Otras fobias específicas
f) Nosofobias (entre la hipocondría y otras fobias específicas)
g) Fobias obsesivas (en relación al trastornos obsesivo compulsivo)
h) Miedos a estímulos internos
¿Cómo afectan las fobias a los hombre y a las mujeres?
Si os preguntáis si nos afecta de forma diferente dependiendo del sexo la fobias, la respuesta es que los estudios psicológicos dicen que si:“Ellas tienen más trastornos de ansiedad y poseen más fobias específicas que los hombres. Asimismo, tienen un sistema hormonal que favorece que puedan mantener la atención en varias cosas a la vez”.
El doctor Antonio Cano, dueño de la afirmación anterior, también nos advierte que ser más nervioso o más perfeccionista, puede repercutir a la hora de tener fobias: "Las personas más nerviosas tienen un rasgo de ansiedad más alto, por tanto son más proclives a este problema. Además, los que son más perfeccionistas necesitan más control de sus actos y lo cierto es que el control al 100% no existe".
Así que a grandes rasgos, sabemos bastantes cosas para clasificar y tratar las fobias, pero no siempre podremos responder al origen de las mismas en cada persona, tampoco el porqué tienen unas y no otras o en qué grado podrán combatir con el sufrimiento que estas producen, hay gente que puede terminar erradicándolas y otros que no tengan apenas mejoría e incluso podrían empeorar a lo largo de su vida. Sea como fuere, si tienes un miedo extremo a algo de manera injustificada, ponte en tratamiento para que no trastoque la vida normal.
3. LAS 10 PRINCIPALES
10. AGORAFOBIA
Del griego Agora (plaza pública sitio de reunión) y Fobia (del personaje mitológico heleno Phobos, hijo de Ares que representaba el miedo o el terror). Quien la padece tiene episodios de ansiedad en lugares como transportes públicos, restaurantes, comercios, cine, deporte, viajes e incluso salir de casa, en cualquier situación en la que pueda haber demasiada gente. Suele darse porque el individuo cree que en esos momentos tiene difícil escapar de ahí o que si le ocurre algo por las circunstancias, nadie le va a echar una mano. El estrés ambiental, el temperamento o las experiencias del aprendizaje (un episodio traumático en el pasado con alguna circunstancia similar) son los causantes de esta fobia.
Está diagnosticado como un trastorno de ansiedad que puede tener como síntomas una frecuencia cardiaca acelerada, problemas a la hora de respirar e incluso sensación de ahogo, dolor o presión el pecho similar a un ataque cardiaco, mareos o aturdimientos, inestabilidad y sensación de pérdida de control, entumecimiento u hormigueo en distintas partes del cuerpo, sudoración excesiva, cambios de temperatura instantáneos que provocan enrojecimiento de la piel o escalofríos, malestar estomacal (diarrea) y miedo a morir aunque su vida no corra ningún peligro en ese instante. También puede estar provocada por trastornos mentales derivados de la ansiedad o la personalidad, una depresión y a la ingesta abusiva de alcohol y drogas.
Es una de las peores fobias a la hora de ser curada, la mejor forma de poder tratarla es cogerla a tiempo antes que el miedo a un lugar concreto sea abrumador, tratar con especialistas o ir acompañado de alguien de confianza a ese lugar cada cierto tiempo para ir quitando esas malas sensaciones, suele ser el método más efectivo.
9. CINOFOBIA
Del griego Kynós (perro) y Phobos (miedo). Es el miedo persistente, anormal y desmedido a los perros, aunque puede tratarse de algunas razas concretas, o a la rabia que pueden transmitir.
Un estudio realizado en 1992 demostró que los ataques de perros no hacen diferencia entre las personas que les tienen miedo y las que no.
Generalmente es una fobia que se va diluyendo con el paso de los años y proviene de algún percance con estos animales en nuestra infancia, ya sea porque nos hayan mordido mientras estaban jugando o nos hayan tirado al abalanzarse sobre nosotros por el mismo motivo, aunque puede ser adquirido al ver que un adulto cercano tenga miedo a estos animales y asuman que son peligrosos o que se les hable reiteradamente del peligro que puede llevar acercarse demasiado a perros desconocidos.
Los síntomas suelen ser sudoración excesiva, aumento de ritmo cardiacos o ganas de salir corriendo o alejarse de ellos en cuanto te topes con uno por la calle provocado por la ansiedad o evitando lugares donde es habitual que haya estos animales.
La mejor forma para combatir la cinofobia es erradicarla de niño, siendo los propios adultos los que demuestren que los perros no suelen ser violentos, ni ataquen si no es por su propia defensa. Ya de adultos, se puede proceder a terapia psicológica y terapia conductual (yoga, meditación...) con técnicas que nos ayudan a respirar en momentos de estrés y que nos hagan ver que nuestro propio miedo no es tal que un producto de nuestro subconsciente. Es una fobia común pero está lejos de ser de las mas irracionales y si de las más moderadas a la hora de ser tratada.
8. ACROFOBIA
Del griego Akra (altura, elevación) y Phobos (miedo). Es el miedo exagerado e irracional a las alturas y a poder caer desde ellas.
Normalmente el trauma deriva de la infancia, bien porque haya sufrido una caída traumática, haya visto caer a alguien desde una altura y hacerse daño e incluso porque los adultos hayan recalcado muchas veces que las alturas son peligrosas y eso repercuta en el futuro a la hora de enfrentarse a ellas. Otro dato a tener en cuenta es el propio vértigo como explica un psicólogo: “El vértigo se produce por una disfunción en el sistema del equilibrio, que reside en el oído, o por un problema de cervicales, que produce sensación de mareos o de desmayos. Y cuando una persona tiene un problema de vértigo, por razones físicas o aprendidas, desarrollan el miedo a las alturas”. Hay gente que confunde el vértigo con la acrofobia, sin embargo el vértigo es una sensación de miedo real producida por nuestro organismo y la acrofobia es una sensación irreal producida por nuestro subconsciente.
En algunos casos, el simple hecho de asomarse a un balcón o mirar a través de una ventana que se encuentra a una altura considerable de la calle, puede crear un vértigo inusitado en las personas que lo padecen, a pesar de tener protecciones por delante y no correr ningún peligro.
Los síntomas son aumento de ritmo cardiaco y temperatura corporal, tensión muscular, problemas digestivos que pueden derivar en diarrea, temblores y mareos.
La forma de tratarlo puede tener cambios significativos a largo plazo, pero no esperemos que suceda nada a corto. Combinando la terapia psicológica mediante técnicas cognitivas que le ayuden a reconocer el miedo y el cómo enfrentarse a él, las técnicas de relajación que permitan controlar nuestro cuerpo cuando éste se encuentra frente al problema y las técnicas de conducta, haciendo ejercicios progresivos que tengan que ver con la altura y nuestra seguridad, es la mejor forma de combatir con el tiempo esta fobia.
7. AEROFOBIA
Algunos creen que es el miedo a volar en aviones, cuando en realidad es el miedo a usar cualquier vehículo que haga que tus pies se alejen del suelo (ala delta, helicóptero, salto base, paracaidismo, telesilla, funicular...). A diferencia de otras fobias que suelen ser autónomas, la aerofobia puede suceder por la acumulación de otras que ya tenemos como la acrofobia o la claustrofobia. Quienes la padecen tienden a tener una ansiedad extrema en el mismo momento que despegan por lo tanto evitan viajar o subir a cualquier transporte de este tipo, siendo lo más evidente su ausencia en los aviones cuyas causas también pueden ser otras a las anteriormente citadas como el miedo a las turbulencias, a volar sobre el mar o en la noche, a la piratería aérea, o simplemente a la sensación permanente de no tener el control sobre la situación. Según estudio el 25% de la población mundial tiene miedo a volar, pese a que sea uno de los medios más seguros de transporte con una tasa muy baja de accidentes si los comparamos a otros esenciales.
Sus síntomas son: sudoración excesiva, subida de ritmo cardiaco y respiración, boca seca, náuseas, dolor de cabeza y malestar general.
Como en la mayoría de fobias, la forma de acabar con ella o tratarla es mediante un proceso de desensibilización progresiva, bien con tratamientos psicológicos o bien montando en aviones o medios de transporte aéreos virtuales y posteriormente programar viajes cortos en reales, sabiendo que al final del tramo hay una recompensa, vacaciones en un lugar donde nunca hemos estado, visitar algún sitio al que no podríamos llegar de otro modo... De modo que nuestro cerebro vaya reprimiendo ese miedo gracias a las cosas buenas que podemos conseguir si lo superamos, ganando así confianza en cada viaje.
6. DENTOFOBIA
Es el miedo a los dentistas o acudir a una consulta odontológica y está asociado al dolor físico del tratamiento. Entre el 8 y el 15% de la población mundial padecen de esta fobia en mayor o menor grado, mientras que el resto (entre el 85-92%) padece de ansiedad, malestar o cierto temor antes de ser tratado por el odontólogo que va en aumento a medida que se acerca el momento. Una mala experiencia en las primeras citas con el dentista suelen ser el detonante de esta fobia, un dolor constante o una sensación de daño con una intensidad inesperada, hace que el cuerpo del paciente rehúya volver a visitar a esta clase de médicos especializados.
Los síntomas son manos temblorosas y/o con exceso de sudoración, aceleración cardiaca, sudor visible en algunas partes del cuerpo, dolor estomacal, ansiedad respiratoria y un pensamiento de cómo evitar la siguiente cita si es que el tratamiento a seguir no es de una única fecha.
La forma de ir erradicando esta clase de fobia tiene mucho que ver con atajarla desde edad temprana, el propio dentista participará en la terapia con los niños, ganándolos con sus palabras, regalándoles cualquier nimiedad que recuerde al paciente que después de la tempestad hay recompensa, o la elección de la música mientras están trabajando con nuestra dentadura, pueden reducir bastante los síntomas producidos por este miedo irracional.
En adultos lo mejor es encontrar un dentista de confianza, si te ha tratado antes y tienes buena experiencia, no cambies de médico. Ir acompañado a la consulta con una persona de confianza que te mantenga calmado y distraído en los momentos previos. Salir con bastante tiempo de casa en dirección al odontólogo también ayuda, si te tomas tu tiempo en vez de ir con prisas, puedes ayudar a que tu cuerpo se sienta tranquilo. Decirle tus miedos al médico también ayuda, él sabrá qué tipo de paciente eres y actuará en consecuencia para dotarte de la seguridad que necesites, en su trabajo llevan implícita esa clase de psicología y, si la cosa tiene un cariz extremo, pídele un sedante extra al médico, no será la mejor solución pero si lo cree adecuado no dudará en ponértelo para que ambos podáis estar más cómodos mientras interactúa con tu boca.
4. TRIPANOFOBIADel griego Trypanon (taladro) y Phobos (fobia), es el miedo a los picotazos o a las inyecciones a causa de las agujas y no al contenido que portan (Vacunofobia). A ella se le suele unir la Aicmofobia, el miedo a los objetos punzantes incluso antes de estar en contacto con la piel y la Algofobia (miedo a las cosas que te pueden producir dolor).
Suele ser adquirida en los primeros años de vida cuando son vacunados contra enfermedades comunes que puedan tener en el futuro. Casi un 10% de la población no termina nunca de quitarse ese miedo de ser perforado por una aguja y aunque la sensación es nimia en general, ellos lo ven como una de las peores experiencias de dolor que tienen que soportar a lo largo de la vida. Esta fobia puede ser perfectamente heredada de adultos a niños si estos ven como una figura a la que respetan le da miedo ser pinchado.
Los síntomas típicos son la sudoración, la taquicardia, mareos y náuseas, hiperventilación o sensación de asfixia, temblores, entumecimiento y dolores en ciertas partes del cuerpo como el pecho, la zona abdominal o la cabeza.
El mejor tratamiento contra este miedo es parecido a la dentofobia, hablar con el practicante sobre los síntomas que padeces previos a ser inyectado, ejercitar la respiración, no pensar en lo que va a suceder centrándote en otro tipo de pensamientos placenteros, relajar tu cuerpo, percibir las agujas como algo que es por tu bien y, en casos más extremos ponerse en manos de un profesional psicólogo que te trate y de pautas contra este tipo de miedo.
4. CLAUSTROFOBIA
Del latín Claustrum (cerrado) y el griego Phobos (fobia), es el miedo a permanecer un tiempo en un espacio cerrado o limitado: ascensores, túneles, metro, aviones, cuevas, ambulancias, habitaciones de espacio reducido o incluso que un médico les realice un TAC.
Por el número de casos mundiales comparte el cuarto puesto con la tripanofobia. Entre un 6 y un 8% de la población o una de cada 20-30 personas según otros estudios, padece esta clase de miedo irracional adquirido por una experiencia traumática en un lugar de pocas dimensiones o indirectamente porque alguien les haya contado una historia de malas vibraciones ocurrido en un sitio con ese tipo de características.
Los síntomas suelen ser sensación de falta de aire o hiperventilación, sudoración, latidos acelerados, temblores, aturdimientos e inclusive desmayos, náuseas y mareos, dolor pectoral y una sensación de terror indescriptible. Los claustrofóbicos buscan de forma automática las opciones de salida de cualquier lugar al que vayan a entrar, en caso de haber bastante gente en el lugar no se alejan de las salidas, evitan subirse a ascensores, metros o trenes, aviones y en carretera los subterráneos.
La única forma de luchar contra este tipo de miedo es un tratamiento psicológico que puede ir unido con uno farmacológico si el especialista así lo cree conveniente, que ira concluyendo con una sobreexposición del paciente a los lugares que a priori le dan miedo o le provocan ansiedad.
3. ASTRAFOBIA
Del griego Astráfe (brillar, chispa, relámpago, centella, destello o rayo) y Phobos (fobia), es el miedo a los truenos y los relámpagos y en particular a las tormentas eléctricas. También es conocido con los nombre de Astrapofobia, Brontofobia (Fobia a los truenos), Keraunofobia (Fobia a los relámpagos) y Tonitrofobia (Fobia a los truenos. Bronte y Tronito tienen el mismo significado).
Quienes padecen este miedo pueden llegar a estar pendientes de la climatología diaria o semanal e incluso cancelar planes si piensan que en ese momento hay probabilidades de producirse una tormenta o simplemente que llueva. Más del 21% de la población mundial sufre de Astrafobia en mayor o menor grado.
Los síntomas más comunes son taquicardias, exceso de sudoración y agitación nerviosa pese a ser conscientes de no estar frente a un peligro real. A diferencia de otras fobias no tiene porqué tener una patología previa, así que es posible un desconocimiento del origen en el paciente, este miedo puede venir implícito en el ser humano, al igual que la padecen muchos animales.
La forma más efectiva para tratarlas son las terapias de apoyo, ya que el paciente debe de ser consciente que se va a enfrentar a esta patología quiera o no de forma frecuente durante su vida.
2. OFIDIOFOBIA
Del griego Ophis (serpiente), - Idio (sufijo que indica pequeño) y Phobos (fobia), es el miedo a las serpientes, ya sea al encontrarse con una real pese a estar en una situación de seguridad, estar frente a una de juguete e incluso simplemente pensar en ellas o ver una imagen o vídeo en el que aparezcan. Hay que tener en cuenta que como todas las fobias es un temor injustificado, si fuese una amenaza real, no sería contemplado dentro de este miedo y generalmente quien lo padece suele sufrir de herpetofobia (miedo a cualquier clase de reptil sea de la familia que sea).
El miedo puede venir por experiencias previas, pero como la astrafobia puede ser un proceso evolutivo del ser humano percibiendo animadversión ante estos animales adquiridos incluso antes de nacer. Las serpientes siempre han sido a lo largo de la historia una especie de peligro para el ser humano y nuestro instinto precoz al estar en frente de una por primera vez es alejarnos de ellas o intentar acabar con su vida incluso sin que estén a la defensiva o con actitud de ataque.
Los síntomas suelen ser alteraciones de la respiración (hiperventilación o asfixia), sudoración excesiva, temblores, náuseas, vértigos y mareos, presión en el pecho, confusión e incluso desfallecimientos y cambios intestinales que pueden derivar en diarrea en cuestión de segundos.
Lo curioso del tratamiento, obviamente de carácter psicológico es que es más sencilla la terapia para personas que han adquirido esta fobia por alguna experiencia real con estos animales que los que ya les tienen miedo desde el nacimiento pese a no haber estado cerca de alguna en su vida.
1. ARACNOFOBIA
Del griego Arakhne (araña) y Phobos (fobia) es el miedo a todos los arácnidos en general y particularmente a las arañas y curiosamente es la fobia más común ya que la aprensión a ellas podría estar codificada en nuestro instinto y es incluso más fuerte que la de las serpientes.
El hecho que podamos estar expuestas a ellas de forma más habitual que a las serpientes puede ser la causa principal de esta fobia, ya que pueden entrar hasta nuestras casas para buscar alimento. Según la teoría de Seligman que determina que determinados estímulos van ligados a respuestas específicas en nuestra evolución genética, hace que ya desde nuestro nacimiento tengamos estímulos de defensa en presencia de ellas porque hace siglos que las picaduras de las arañas han matado o dejado marcado con secuelas de por vida al ser humano. Su morfología también nos incita miedo, sus patas, como se deslizan por la telaraña o como se desplazan por el suelo, paredes y techo, ya de por si nos produce un rechazo que ya viene escrito en nuestros genes pese a que sepamos que la mayoría a las que estamos expuestos a diario carecen de veneno o peligro para el hombre.
Los síntomas más comunes son náuseas, ansiedad, sudoración, taquicardias y conductas de escape o parálisis y llantos, siendo en general mucho menos exagerados que los producidos por la ofidiofobia.
La mejor formar de combatir con esta fobia es la terapia de exposición, comenzando con fotografías o vídeos de estos animales, pasar al visionado y contacto con las telas de araña y posteriormente con los propios arácnidos, primero manteniendo las distancias y después comprobando que la mayoría de ellas no representan un peligro real para el ser humano. Las nuevas tecnologías 3d son una de las mejores formas de acabar o pormenorizar ciertas clases de fobias, enfrentándonos virtualmente con nuestros miedos.
4. LAS OTRAS 30 FOBIAS MÁS COMUNES1. AGRIZOOFOBIA
Miedo a los animales salvajes.
2. AILUROFOBIA
Miedo a los gatos.
3. AMATOFOBIA
Miedo al polvo o a la suciedad en general.
4. AMAXOFOBIA
Miedo a conducir o incluso a estar en el interior de vehículos de motor.
5. ANGINOFOBIA
Miedo a ahogarse o ser estrangulado.
6. APIFOBIA
Miedo a las avispas y/o las abejas.
7. ATAXOFOBIA
Miedo o la aprensión al desorden.
8. AUTOMISOFOBIA
Miedo a la falta de higiene personal, a ensuciarse o a oler mal.
9. BELONEFOBIA
Miedo a todos los objetos punzantes con los que se pueda topar la persona.
10. CATOPTROFOBIA
Miedo a los espejos.
11. COULROFOBIA
Miedo a los payasos es uno de los más comunes, especialmente en la infancia.
12. DISTIQUIFOBIA
Miedo a sufrir algún accidente de cualquier tipo.
13. ELECTROFOBIA
Miedo a ser electrocutado o incluso a la electricidad en sí.
14. ENTOMOFOBIA
Miedo a los insectos en general.
15. EQUINOFOBIA
Miedo a los caballos.
16. EREMOFOBIA
Miedo a la soledad o incluso a estar a solas durante un tiempo.
17. ESCOTOFOBIA
Miedo a la oscuridad.
18. FASMOFOBIA
Miedo a los fantasmas.
19. FOBIA SOCIAL
Miedo a exponerse a situaciones sociales, ya sea por ser humillado, rechazado o ser evaluado negativamente.
20. FOBOFOBIA
Miedo a sufrir fobias.
21. GLOSOFOBIA
Miedo a hablar en público.
22. HEMOFOBIA
Miedo o aprensión a la sangre.
23. HIDROFOBIA
Miedo al agua.
24. IATROFOBIA
Miedo a ir al médico o a acudir a un hospital.
25. MIRMECOFOBIA
Miedo a las hormigas.
26. ORNITOFOBIA
Miedo a los pájaros. El de las palomas es el más común.
27. PIROFOBIA
Miedo al fuego.
28. TALASOFOBIA
Miedo al mar.
29. TANATOFOBIA
Miedo a morir o incluso a la muerte en sí.
30. TRIPOFOBIA
Miedo a aprensión a las figuras geométricas muy juntas y a los grupos de agujeros.
5. SHAWN COSS EL DIBUJANTE DE FOBIAS
Coincido en pensar que la mayoría de las fobias son generadas por situaciones traumáticas, y que también las hay las que son inducidas, y quizás otras sean transmitidas como herencia genética. Gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias por la lectura y el comentario Oswaldo, efectivamente la mayoría de las fobias llegan al ser humano a través de esos tres caminos y a la hora de cómo tratarlas es importante saber el origen para que el psicólogo o las diferentes ayudas sepan como revertir este tipo de situaciones y que desaparezcan esos miedos irracionales de cada persona.
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