SOBRE LAS FIESTAS DE HARO.

Este año no daba un duro por las fiestas de mi pueblo, por no tener, no tenía ni ganas de que llegaran y encima mi espalda aun a día de hoy me está dando demasiados quebraderos de cabeza, entre ellos imposibilitarme ciertos movimientos y verme mas estático que de costumbre, raro en mi no bailar en fiestas…

La noche del 23 no salí para reservarme a los siguientes días, y ese día aunque sea la noche de San Juan, en si no es fiesta y solo salen críos, el único placer es llegar al amanecer del chocolate y yo a estas alturas de mi vida, no aguanto hasta las tantas por tal preciado manjar.

El jueves 24, fue mi empiece de fiestas y la verdad que fue glorioso, me lo pase como los niños pequeños y recordé que si bien me da asco muchas veces salir por la Herradura, en ocasiones es la actitud quien condiciona como te lo pases y esa noche recupere la actitud de años anteriores gracias a un viejo amigo con el cual he pasado todas las fiestas.

El viernes 25, día del santo patrón, me encanto, pues hacía mucho tiempo que no veía a cierta persona de mi cuadrilla que además de tenerle cierta admiración, te da vida si sale, nos juntamos al final un buen grupo de la cuadrilla, no de la actual, sino de MI CUADRILLA, esa que el tiempo y las circunstancias me han robado y echo de menos, pues ya con la mirada nos decimos muchas cosas y es raro que estando juntos el día salga mal, así que días como este hay que tenerlos en un marco y recordarlos, pues no sabes cuantos más quedan.

El sábado 26 fue un poco raro, porque todas las cosas salieron diferentes a como creía que iban a suceder, pero repitió la persona del día anterior y estar con él hasta las tantas de la mañana es un lujo y reírnos con el paso del tiempo de nuestras anécdotas o formas de ser es un lujo que no tiene precio, ¿sabes que es sentirse uno como antes? Yo hacía años que no lo sabía, el hacer tonterías, el hecho de que te de todo igual y el hecho de girarte y saber que sea cual sea la persona que tienes al lado, puedes hablarla de lo que quieras sin tapujos… Lo dicho, un lujo que hace tiempo no ocurría en mi aburrido ser y me reafirmo, me estoy volviendo un tío muy aburrido y apático y no es ni la edad, ni mi culpa, sino mi entorno.

El domingo 27 iba a ser un día tranquilo, salimos a media tarde a las barracas y estuvimos en forma de despedida hasta dentro de X meses, con el amigo que nos alegro tanto el viernes y el sábado, con su mujer y con sus dos críos y lo único que me queda agradecerle es que de vez en cuando alguien me recuerde quien soy y no lo que ahora mismo represento. Tras despedirle fuimos a cenar y dar una pequeña vuelta por ahí, pero una tormenta de impresión, hizo que lo de salir por ahí un poco, se quedará sólo en cena ya que mojarnos en fiestas, es para hacerlo con vino.

El lunes 28, amanecí con la espalda mejor y dormí bastante bien, lo cual hizo que me animara a subir a la batalla, cosa que a principio de fiestas, me parecía utópico, de todas formas me obligue a no cometer mucho exceso por la noche, para no llegar fastidiado al monte.
Esa noche, siempre quedamos a cenar y estar todos juntos hasta que el cuerpo aguante o subamos todos arriba y nos mojemos de vino. Por segunda vez, la otra fue hace tres años, me sentí raro en la cena, no como uno más, sino más bien como una oveja a la cual le dicen con quien debe estar, que debe hacer y donde debe ir, lo que hace que te enfades con la situación. Lo más extraño es que tu gente opina igual, lo cual hizo que salvo detalles o chispazos, me sintiera desubicado y con ganas de que la noche terminara porque esa no era mi noche, era una especie de noche que me estaban imponiendo y eso a mi, que me encanta la libertad, me fastidia. Además de esta situación que condiciono la noche, he de decir que hubo dos situaciones más que me disgustaron, una que ya conocía que iba a suceder incluso antes de que llegara ese día, porque las personas envejecemos, pero no cambiamos y otra a mi modo de ver desagradable, porque a una persona que me importa, la vi llorar y no pude hacer nada o casi nada por remediarlo. Gracias a dios, se acabo la noche, conseguí subir a la batalla y volví a recuperar una sonrisa que en esas horas, las diferentes situaciones me habían quitado. Trátenme de loco, pero para un jarrero, estar en el monte y ser bañado de vino, por muy asqueroso que resulte a priori, es una sensación maravillosa e inexplicable que purifica tus males y en instantes, te hace olvidar todo lo malo que en ti se encuentra. Al final bajamos y fuimos directamente a la plaza de toros a ver las vaquillas, sin pasar por las vueltas, así que este año no tengo documentos gráficos (bueno si hay 3, por lo que he visto, pero no me han etiquetado) de mi persona en morado… decir que en las vaquillas me quede sopa la mitad del tiempo y que hoy comeré, pues ayer ni comí, ni cené y hoy no he desayunado… y no, ni salí a ver el fin de fiestas, porque hoy venían a revisar la caldera pronto, lo que me hacia madrugar y yo casi sin dormir… Por cierto, me metí a dormir con dos buenas noticias, el pase de España a cuartos en el mundial y un mensaje que me hizo mucha ilusión.
P.d. He cogido una foto al azar de google de la batalla y curiosamente arriba a la derecha aparezco.