Creo sinceramente que los humanos podemos estar atraídos por cosas que deseamos de corazón, poseamos el dinero para adquirirlas o no. No estoy hablando de consumismo, en parte obviamente sí, pero no es comprar por comprar, es hacerlo porque quieres desde hace mucho tiempo ese objeto para tu colección.
Por ejemplo, el que les escribe es un enamorado
desde que tiene uso de razón de la banda británica Queen y he ido recopilando
con el paso de las décadas bastantes cosas sobre el grupo, atendiendo siempre a
una importancia determinada y un precio acorde, si la primera variante sube y
la segunda es asumible, posiblemente lo adquiera, pero no por ello hago lo
propio con todo el merchandising que puedan tener en el mercado, sólo con
ciertas piezas.
Ahora imaginemos que tengas el dinero por castigo,
y lo puedas invertir, sin reparar gastos, en cualquier cosa. Los ricos suelen
hacer lo propio en elementos exclusivos: avión, yate, cuadros, joyas... Una
manera de indicar el poder adquisitivo acorde con el resto de los humanos que
ni en cien vidas con su salario pudieran permitirse aspirar a comprar.
Pero vamos un paso más allá y no lo hacemos por
ostentación u opulencia, simplemente porque deseamos tener algo único pero con
un toque más friki. Es en ese momento donde derrochan dinero sin sentido, y en
este caso lo vamos a centrar en el tema cinéfilo.
¿Os habéis preguntado qué elementos icónicos de la historia del cine son propiedad en la actualidad de coleccionistas privados?, y... ¿cuánto les ha podido costar dicho objeto?. Pues ahora vamos a hablar de ello.