La psique humana puede ser en ocasiones una espada de Damocles, si bien te puede abrir muchas puertas en esta vida, también te las puede cerrar...
Y como le dé porque no es que no... y no estoy hablando de fobias, tirrias y demás, al menos conscientemente, aunque entiendo que algunas personas lo verían desde ese punto de vista si se les propone un caso similar.
Imaginemos por un momento que, en uno de los muchos apartados en los que podemos dividir la vida, los acontecimientos te han ido poniendo trabas, pero pese a ello, has seguido avanzando con la esperanza de poder restablecerte en ellos y llegar a las metas marcadas...
Supongamos que después de varios intentos fallidos, decides darlo todo, desde la perspectiva que te echas la culpa de que lo sucedido hasta ahora, simplemente se debe a que no has puesto suficiente empeño. Pues bien, pese a los resultados negativos, tratas de conseguir tu meta y, aunque te vas destrozando por los resultados, tratas de pensar que estos son solo producto del subconsciente y que cada esfuerzo, si lo aguantas, al final tiene sus frutos...
Ya pasado el tiempo, te das cuenta que no ha sido así, y que has perdido el mismo, además de todas tus fuerzas, energías e incluso alegrías por algo que, en realidad, por muy bonito que fuese, era inalcanzable para tí y te derrumbas...
Pero te derrumbas en un sentido épico de la palabra, fundiéndote en una profunda depresión porque te sientes hecho una mierda, sencillamente porque lo has dado todo a cambio de nada y sientes que no merece la pena. Por tu forma de ser, te recoges, te lo callas, te lo tragas y aunque los demás te ven roto e intentan ayudarte... Ni lo consiguen, ni te dejas...
Esto me ocurrió hace 10 años, se me presentó de nuevo hace 7 y decidí evadirme, porque cada vez que me proponía el reto, la inseguridad era tan grande, como llegar a límites insospechados.
Pero son cosas que debes hacer en tu vida y, por muchos palos que recibas, debes seguir intentándolo y a su vez, cuando lo intentas, dejas de ser tu para comportarte como un león cobarde, o un espantapájaros sin cerebro, que al final quieren ser un hombre de hojalata sin corazón.
Simplemente tienes miedo a intentarlos y sin embargo pese a tener muchos caminos en standby durante esos años, seguí sin cerrar el de hace 10. Y no porque vaya a volver a caminar otra vez por él, fue más bien para demostrarme, alguna vez, si pudiese, que para superar un miedo del presente, tengo que acabar con el que dio origen a ello.
Si es verdad que a día de hoy, ese camino no me daría miedo, porque ni me esforzaría en avanzarlo, si pudiera caminarlo perfecto, y al primer indicio de dolor, nada de seguir, volver al inicio y sellarlo por y para siempre. Ya saben él: "una última vez", si sale bien, sabré avanzar en el presente a costa de acabar con los del origen, si sale mal, por lo menos tuve el valor de intentarlo, sabiendo que esta vez no había mucho que ganar, pero de lo que estoy seguro es que no había nada por lo que perder, eso ya lo hice hace 10 años.
Hoy me he enfrentado con esa terapia de choque a mi pasado, no es la primera vez este año, pero esta vez no fue de forma banal e intrascendente, simplemente intenté hacer algo positivo y la reacción deja buen sabor de boca y a su vez, en el último trago, un retrogusto amargo al paladar, con el cual, no sabes si lo ingerido merece la pena o es sumamente descartable solamente por esto último.
Lo que tengo claro es que en estos años, muchas veces los bloqueos también dependen de los demás, que por mucho que lo intentes, si quieren cerrarte tus propósitos, lo pueden hacer de forma directa y sencilla.
Eso sí, los bloqueos aunque puedan ser provocados y existan, te podrán tapar una salida, no las demás, te podrán retrasar, pero no te impedirán llegar y te podrán lastimar, pero no acabar contigo... Es decir, si no consigues los objetivos por un bloqueo, es porque no has hecho todo los posible por continuar y te has rendido con él. Por eso, esta vez, si el camino me impide seguir, no me importará llegar a la puerta y cerrar con llave y proseguir por otros.
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