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11 octubre 2011

SOBRE LAS RUTINAS…

Con el paso del tiempo te das cuenta que el ser humano es rutinario por naturaleza. Sigue unas pautas consensuadas a lo largo del día, al mes, año o medida del tiempo que abarque lo suficiente para fijarnos en estas cadencias repetitivas. No solo eso, cuando existen cambios tangibles en nuestras vidas, reconvertimos todo lo novedoso en otra rutina, porque es la única fórmula que conocemos para controlar nuestro ritmo de vida y si nos salimos de ella, ya creamos una inestabilidad en nuestro entorno, pues no lo dominamos.
Ok, a veces nos cansamos de tener una vida monótona, sobre todo en periodos vacacionales y tomamos una pausa en las rutinas diarias y aun así creamos otra serie de rutinas para disfrutar de esos días.
¿Os habéis preguntado cuantas cosas hacéis reiteradamente todos los días? Seguramente tenéis un horario establecido para levantaros, un horario para comer y un horario para cenar. En el trabajo, todo lo mecanizaréis y más o menos sabremos cómo va a transcurrir el devenir de las horas. Incluso vuestro tiempo de relax estará establecido en una serie de horas en el cual podremos variar las conductas, pero generalmente también hacemos lo mismo.
Voy a ir más allá, al entrar a internet, seguramente tenéis una serie de páginas que visitáis habitualmente y más o menos con un orden de prioridad y periodicidad preestablecido de antemano.
Pues llegados a este punto yo creo que con las personas nos ocurre lo mismo, hay gente que te cae mejor o peor y generalmente no influye sólo su forma de ser, sino como nos caen a nosotros particularmente. Hay gente que mataría por ti y su rol quizás no es tan importante como el de otra persona que igual por su forma de ser debería pasar más desapercibida y te produce bastante más interés.
Por eso quizás, la rutina no es sinónimo de aburrimiento, pero a la larga puede llegar a crearlo, entonces lo más aconsejable, es romper con la rutina y crear otra nueva, donde las piezas te encajen mejor.
También me he dado cuenta de lo que nos suele molestar que nos saquen de la rutina, de pensar que tal cosa tiene que suceder ya y alguien le da por cambiarlo, que hace que reaccionemos de algún modo incomprensible: irritabilidad, desidia, nerviosismo o incluso aceptación que puede hacer que nuestra rutina tenga una pequeña mutación.
Llegados a este punto concluyo con la misma filosofía de siempre, la felicidad empieza por uno mismo (tu construyes tus propios hábitos) y por inercia acaba o prosigue en los demás. Así que si las cosas funcionan, intenta que sigan como están y si no funcionan, tiende a crear nuevas rutinas, donde te vuelvas a sentir comodo/a.

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