Desde que lo aprendí en el instituto se me quedo grabado, el
principio de “la navaja de Ockham” el cual relata “la explicación más simple y
suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera”.
Nos movemos en un mundo en el que nada es lo que parece y
menos la vida de cada uno, algunas veces vemos las cosas tan claras que nos da
por montar teorías pensando que probablemente acertaremos, pero la verdad no se
encuentra en nuestras manos.
Últimamente me ha dado por pensar mucho en cómo actúa una
persona en concreto y veo que algunas veces soy un mal pensado, y que en esta
vida de ciertas personas debes confiar, pero se me hace difícil.
Se me hace difícil porque en el pasado reciente creer en esa
persona, ha tenido como resultado disgustos y pérdida de confianza y eso hace
que ahora, aunque haya habido perdón de por medio, no te acabes de fiar.
Cada día que pasa, soy más receloso de hablar sobre mí,
sobre las cosas que me pasan o me cuesta más comunicarme a modo general con
personas que no debería ocurrirme eso, pero llegó un momento que recibí tanto
daño moral y psíquico, que termine en refugiarme en mi caparazón y no querer
salir. Eso tiene su parte buena y su parte mala, si tú no das, no puedes esperar
tampoco a que te den, y si tú no das señales de vida es normal que esas
personas terminen haciendo lo mismo.
Hay gente que se merece segundas oportunidades, no sé si yo
las merezco, pero en este caso yo la he dado, partiendo de cero, pero sin duda,
con reservas por el dolor que te pueden causar las personas que mas quieres.
Tomando dos principios básicos el de “todo las personas que te quieran en algún
momento de su vida te defraudaran y deberás saber si mereces perdonarlas” y el
de “quien bien te quiere te hará llorar”, me escudo en que ciertas personas son
necesarias en mi vida y que el dolor se pasa, pero la tristeza de perder a
gente que quieres no.
Dando cuenta de todo esto y habiéndoos puesto en situación,
debo admitir que si bien esta persona está haciendo progresos en mi confianza y
en un acercamiento, aun tengo recelos que su forma de ser vuelva a hacerme
pensar que lo que ocurrió pueda volver a suceder y hacerme nuevamente daño y me
tengo que ceñir a la “navaja de Ockham” para creer y no dudar. Y a veces no sé
si hacer las cosas con el corazón o por el instinto que te produce la razón. Si
las hago con el corazón y vuelve a pasar lo del pasado, me dolerá tanto o más,
si sigo mi instinto racional y fallo, me dolerá por no haber sido sincero del
todo con la segunda oportunidad y no saber cómo pedir disculpas a una persona
que realmente está poniendo sus ganas en ello. Sea como fuere, estoy intentando
no ver la solución a un problema que lo mires por donde lo mires puede acabar
mal si se sigue tensando la cuerda y pensar, como siempre, que hay que tener cuidado cuando nos ponemos a juzgar a las personas que nos importan malintencionadamente por prejuicios del pasado. Honi soit qui mal y pense
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