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26 octubre 2015

SOBRE CREER EN ALGO Y VALORAR LO CONSEGUIDO Y EL SILENCIO...

Te tiras toda la vida pensando que cuanto más te esfuerces en todos los aspectos de tu vida, mejor sabrás afrontarlos y no es así.

No por mucho hacer las cosas en el trabajo, dejarás de tener situaciones comprometidas en él; No por mucho esforzarte por formar parte en la vida de otra persona, te hará sentirte que estás más cerca de esa persona;  No por mucho salir de baches en tu vida, dejarás de tenerlos tan profundos o más en el futuro... Y cuanto más ves que las cosas a veces no dependen de ti, te lo tomas con filosofía.
Intentas cambiar de parecer, de formas distintas a trazar para conseguir tus metas, de diferentes cambios en la rutina cotidiana y en hacer cosas por y para ti mismo con el fin de afrontar esos caminos.


Así es la vida, dicen... Algunas veces teniendo temporadas pésimas te sientes la persona más feliz del mundo por el más ínfimo de los detalles y otras, aun siendo positiva en todos los ámbitos, te sientes triste y no comprendes el porqué.

Simplemente el ser humano no sabe autogestionarse 100% por sí solo y muchas veces depende de los demás, de sus actitudes, de sus trabas, de su capacidad de desmoronar tu castillo de naipes que tan orgulloso habías conseguido montar y vuelta a empezar... No con la misma ilusión y con gran recelo a que las cosas vuelvan a suceder de la misma manera  y en el momento más inoportuno.

A veces no es fácil creer en uno mismo porque no depende de tí, por suerte y por desgracia, tus éxitos y  fracasos, también dependen de los demás...

Como aquel trabajo que presentaste en el instituto o Universidad, en el cual te esforzaste y dedicaste todo el tiempo habido y por haber y te calificaron con un simple aprobado, o aquel examen que lo diste por suspendido pues no podías haber estudiado y después sacas una notaza...

Como aquella persona que quisiste impresionar y preparaste todo, hasta el mínimo detalle y no sirvió de nada o aquella vez que prefiriendo estar solo, a alguien se le ocurrió que quería pasar una tarde contigo y te alegro el pésimo día...

Como esas ideas inmejorables para crear buenas expectativas en tu trabajo que no sorprenden o son desechadas por tu jefe, o por el contrario te exige que tengas más y que las pongas en marcha sin medios, mientras el/la se queda al margen del asunto...

Todo el esfuerzo que emplees en algo o en alguien es sumamente relativo en base a como lo quieran interpretar otras personas y es por eso que mis mayores dudas residen siempre en EL SILENCIO.

Puedo soportar muchas cosas en esta vida, pero no el silencio como respuesta a un esfuerzo, me descoloca, me desconcierta y no me hace ver con claridad cuál es el siguiente paso a dar... Porque las penas y los vítores, son señales indicativas a tu esfuerzo y como debes enfocarlo, hasta de los días malos se aprende, pero del silencio ¿qué sacas en claro?.

A mí los silencios reiterados, además de inseguridad, me producen desgana, malestar y sobre todo una gran sensación de romper con la rutina y crearte otras totalmente a las que han llevado a eso.

Quizás en este mundo se valora más lo que se calla que lo que se dice, soy de los que opina lo contrario, solo utilizo el silencio como modo de enfado o rechazo ante una situación a la que con anterioridad, mis palabras o acciones no han surtido efecto y piensas que es mejor dejarlo así que seguir diciendo lo mismo alterándote o alterando a la otra/s persona/s, pero... ¿ante un esfuerzo de alguien hacia mi? Sería incapaz, generalmente peco de bocazas por ello.

Decir lo que uno piensa ante un detalle de otra persona, ya demuestra por lo menos un respeto que se está faltando cada vez más, prefiero ser criticado por algo que he hecho por alguien en cualquier ámbito que recibir un silencio, ya que los silencios bloquean el progreso o las ganas de seguir progresando y son la principal razón que tengo para perder las ganas en algo en lo que he creído.

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