Si hay una sección que tengo maltratada dentro del blog es hablar de un deporte del que me declaro fan desde hace décadas.
Y no, no empecé a aficionarme con los equipos de España, sino con los del otro charco, aquellos partidos entre norteamericanos donde un equipo que lucía de purpura y oro tenía un pívot larguirucho y calvo, con unas gafas peculiares, con un cuatro con barba que le copiaba esos anteojos, un alero con dos iniciales por nombre y un color de apellido que nunca se perdía un partido por lesión, un escolta más bajito que el base con un corte de pelo a lo príncipe de Bel-Air, antes de que la serie existiese y un base con cuerpo de pívot que hacia cosas inimaginables incluso para los Harlem Globetrotters.
Todos estos partidos comentados por un Ramón Trecet que no paraba de repetirte los nombres de cada jugador y lo buenos que eran.
Lo de aficionarme a lo que es a la liga ACB vino después con los enfrentamientos debajo del aro entre un afroamericano que jugaba con los colores blaugrana y un madrileño que terminó siendo el primero en jugar en la NBA, también estaba por ahí dando guerra otros dos equipos de las mismas comunidades que los anteriores que nutrían su falta de dinero con dos de las mejores canteras de Europa. Si había muchos más equipos y grandes jugadores, pero ya me podéis perdonar, con esas edades yo no tenía una conciencia tan global.
No me quiero enrollar mucho más con el prólogo, simplemente no tengo ese don de otros amigos que lucen cuando hablan de básket y me da pena que mi deporte favorito y sus artículos que siempre he escrito con gran pasión sea lo menos leído de mi blog y por ello me dedico a comentarlo por redes sociales y no por artículos.
Pero ¿qué nos vas a contar esta vez? pues espero refrescaros la memoria y enseñaros curiosidades sobre este deporte que seguramente desconozcáis.