Carolina María Marín Martín, nacida en Huelva el 15 de junio de 1993.
Comenzó a jugar al bádminton en su colegio a los 8 años tras acompañar a su amiga Laura con la que iba a calases de flamenco al pabellón a entrenar y desde entonces no ha sido capaz de separarse de la raqueta, simplemente le apasionó:
"Me dijo que la acompañara. Me sorprendió porque era un deporte raro, con una pelota con plumas, una raqueta diferente a la de tenis y sólo por eso me despertó el interés de practicarlo. Era un hobby, iba un par de horas a la semana. Laura lo dejó para centrarse en los estudios. Está muy contenta, porque gracias a ella mira hasta dónde estoy llegando".
Sus comienzos no fueron nada buenos, ésta no es de esas historias donde el protagonista ha nacido para practicar dicho deporte o, destacando en todo decidió elegir ese camino... A Carolina le encantaba ese deporte, pero en los principios no era lo suyo:
"Tengo un vídeo de cuando tenía 9 años en el que yo era mala, pero que muy mala. Ves a esa niña y nadie imaginaría que podría llegar a ser lo que estoy siendo ahora. Gracias a la disciplina que tengo, a mi carácter de luchar todos los volantes, era muy competitiva. Odiaba y sigo odiando perder. Eso me hizo empezar a ganar"
Pronto le apuntaron a una escuela profesional, siendo una de las 7.000 fichas federativas de este país (para que os para que os hagáis una idea de lo precario que es en España, en el mundo hay 200 millones de licencias en este deporte), dejando a los doce definitivamente el flamenco.
Paso de la escuela al club "IES la Orden de Huelva" donde estuvo dos años antes de irse a Madrid para continuar con su progresión. Fue en su ciudad natal a la edad de doce años donde consigue su primer éxito: