Era esa clase
de tipo que ya estaba de vuelta de todo, difícil de impresionar e incluso más
difícil de alegrar.
Quizás la vida
le había dado la espalda, o quizás él lo entendió así..., lo único que
realmente estaba claro es que se había cansado de luchar por las cosas que
quería, porque aun pareciendo cercanas, y pese a su esfuerzo continuado, estas
se habían vuelto imposibles, inaccesibles o simplemente tan sumamente viciadas,
que no tenían sentido volver a intentarlo sabiendo de antemano que iba a
fallar.