Al principio iban a ser los San Fermines, después vario a Suances y casi sin darnos cuenta el destino final fue Gijón.
Cualquiera de los tres lugares iba a ser un buen sitio para estar cinco viejos conocidos y pasar un fin de semana por ahí, situación que no ocurría con tanta gente desde el 2005 en Benidorm, teniéndonos a cuatro de nosotros como protagonistas también…
Alquilamos una Volkswagen Touran para poder ir todos en el mismo vehículo y salimos a eso de las cinco y cuarto de la tarde del viernes, parando dos veces hasta el destino final, sin contar el transbordo de los jarreros en Miranda, de donde salimos a las seis menos cuarto, llegamos a Gijón a eso de las diez y media de la noche. Dejamos los equipajes en el hotel, cogimos una triple y una doble al final, y nos fuimos de nuevo a la aventura en busca de una buena juerga nocturna, yendo de camino paramos en un Telepizza a cenar y dejamos el coche cerca de allí para darnos un paseíto de un par de kilómetros hasta el puerto, nuestro destino final. Tanteamos los bares, entramos en los que más nos gustaron y a eso de las 4.30 decidimos volvernos para el hotel.
El sábado me desperté a las diez y cuarto, había quedado con Tomás en poner el despertador a las once y media y estar con los otros tres (Marcos, Diego y JC) preparados a las doce. Siendo un culo inquieto en vacaciones, me duche en silencio, me arregle y baje a ver el centro comercial que estaba al lado de nuestro hotel, cogí el As y regrese a eso de las once y media, con tan mala suerte que Tomás había entrado al baño y tuve que esperar a que terminara para abrirme. Con puntualidad increíble, bajamos a las doce y fuimos a la ciudad a desayunar, cogimos la Touran y nos metimos en pleno desfile de camiones (era el patrón de los mismos) pitando nuestra monovolumen al igual que ellos… Cuando conseguimos despistarlos, aparcamos el coche y buscamos un lugar de desayuno, después de pasar muchas cafeterías, nos decidimos por una porque mi cuerpo no daba más de sí sin desayunar, aunque bueno, a las 13.30 un pincho para mi es más un almuerzo que un desayuno.
Nos recorrimos medio Gijón y llegamos justo al principio casi de la playa, la cual recorrimos entera para ver una estatua de una mujer, que en un principio era de Chillida, pero después resulto no serlo, al volver vimos que se veía “El Molinón” el estadio de futbol del Sporting, así que nos metimos hacia esa dirección para verlo, al llegar vimos que está en plena remodelación exterior, por lo cual nuestras fotos son a cachos del mismo. Seguidamente nos metimos en un parque natural que está pegado al estadio y echamos fotos a todo plumífero acuático o volador que allí se encontraba. Al mirar el reloj eran las tres y media pasadas asi que decidimos irnos a comer. Encontramos al final un sitio que nos gusto y cuál es nuestra sorpresa, que de tropecientos sitios donde comer elegimos uno donde había una pareja de Haro, ¿casualidad?, pues no lo sé, pero exceptuando Punta Cana, a todos los lugares que he ido, siempre me he encontrado a gente de mi pueblo allí, por muy lejos que haya sido… Seguimos caminando tras la comida hacia la otra punta de la costa gijonesa, buscando ahora sí, la estatua de mi tocayo Chillida, ante el diluvio que nos pego, fue continuo en todo el viaje, pero en especial en esas horas de la tarde del sábado, nos refugiamos en una tetería, en la que estuvimos en la gloria descansando mientras esperamos a que descampara un poco. Más kilómetros acumulados, llegamos al monte donde está la estatua, echamos nuestras oportunas fotos, perdimos de vista a Marcos y Diego y nos dirigimos al Ayuntamiento donde habíamos quedado. Litros de agua después y llegados al sitio de encuentro, estuvimos viendo los puestos de allí y de tiendas y compras, y regresamos al hotel. Nos cambiamos y fuimos a cenar a una sidrería, donde nos chupamos 6 botellas de sidra para 4 personas, Tomás conducía y tampoco quería beber… La cena en la sidrería fue genial, pero la sidra me salía por la orejas y mi cuerpo no podía con tanto gas, estuvimos de bares hasta las seis y media de la mañana y me vino una indisposición continua y cíclica durante un periodo de nueve horas seguidas, mareos, dolor estomacal y continuos vómitos, que aunque pensaron que era parte del proceso de un pedal, yo he estado bastante peor que en esa situación alcohólicamente hablando, y nunca me había sentido de esa forma y menos tan continuo.
Dormimos unas escasas 5 horas y nos despertamos, me pegue una ducha, por los mareos y nauseas y como si te meas… Desayunamos en el hotel y empezamos el camino de regreso a casa, pensando en hacer una parada hasta la tarde en Ribadesella, hice parar el coche y más de lo mismo. Dimos una vuelta al llegar y fuimos a comer y a eso de las tres y media de la tarde, viendo ganar a Fernando Alonso y aceptando por primera vez mi cuerpo algo solido como fue la comida, empecé a mejorar y el camino de vuelta a las cinco y media, fue mucho mejor de lo que fue de Gijón a Ribadesella. Asumí las cientos de bromas a mi estado físico, a las ocho y media llegamos a Vitoria, dejamos el coche, y nos vinieron a recoger y a eso de las nueve y poco estaba en casa. En resumidas cuentas, diluvio universal y mal cuerpo? No, un fin de semana con cuatro buenos amigos en los que compartimos magníficos momentos y en los que disfrute como un enano y me evadí de toda la mierda de semana que había tenido encima donde más noticias nefastas no se pudieron juntar…
