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28 octubre 2014

SOBRE... ¿DE VERDAD MERECE TANTO LA PENA?

¿Alguna vez os habéis sentido infravalorados o desaprovechados dentro de un ámbito que os importa?

El hacer multitud de cosas para sentirte parte de algo y ver como, por mucho que te esfuerces, todo es en vano y nada cambia…

Es un sentimiento de vacío, una incomprensión generalizada sobre el qué estoy haciendo mal o porque no encajo, por mucho que me esfuerce en que eso no sea así y porqué si fuese otra persona esto no ocurriría…

Uno de los peores traumas en esta sociedad es no saber encajar en donde tú quieres. El ser una pieza más del engranaje, una pieza más que el motor necesita para funcionar, ni mejor ni peor, ni igual ni distinta, simplemente necesaria como todas las demás para el perfecto funcionamiento.

El ser la oveja negra, la tara de toda la gama de productos, el que por más que lo intenta nunca llega y aunque se quede cerca, siempre sigue siendo un mundo porque su final por mucho que lo intente de diversas maneras, nunca varía.

Pero a pesar  de que este estado, termina reconcomiéndote e incluso minando en demasiadas ocasiones la moral de manera desorbitada, tu orgullo te impide rendirte, y sigues intentándolo porque todos los combates siempre duran hasta el final, por muy claro que se vean desde el principio.

Olvidarte de tus temores bien fundados porque lo que quieres y tienes difieren en demasía, pero con una perspectiva  que te autoinculca que por lo que verdaderamente te importa debes de seguir luchando, incluso con más ahínco con cada tropiezo, cada bajón psicológico, metamorfoseando un “ya no puedo más” con el “una vez más”.

Puesto que tus límites solo tienes potestad de ponértelos tu y nadie más y dentro de la personalidad una de las facetas es la de yo tomo mis decisiones, ni los demás, ni la propia sociedad, aunque me dé de bruces una vez más, puesto que ese dolor también será mío y no de los que me lo vetan.

Pues incluso en estos casos que nadie entiende tu cabezonería a la hora de actuar en ellos y piensas que todo  sirve para acerar tu voluntad y a partir de una máxima sentirte que puedes conseguir tu objetivo, cuando por fin consigues que la gente crea en tu disparate al enfocar el problema, es cuando realmente te planteas si tanto esfuerzo, de verdad merece la pena.

Porque si no se valora lo que haces para que sirve hacerlo y al fin y al cabo, los retos son tuyos y a veces se gana más tirándolos por la borda que consiguiéndolos, porque a veces el hecho de demostrar que puedes, también debería recibir recompensa.  


2 comentarios :

  1. Amigo no eres el único que se siente así... al menos este que escribe te entiende a la perfección.
    La sociedad de hoy en día se mueve por valores, desgraciadamente, diametralmente opuestos a los que nuestros padres 'mamaron' de nuestros abuelos y así nos va
    Un abrazo

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    1. En tu caso, sigue creyéndote el "más mejor" porque deseo que se cumplan tus objetivos, los mereces. En el mío es una época de ofuscación en varias vertientes y llega un momento que no se trata del que eres capaz de hacer porque capacitado demuestras que estas y cada día estoy más seguro que si no llego no esprecisamente por no intentarlo y por no darlo todo, es porque no quieren que llegue, ya me entiendes por donde voy que lo hemos hablado largo y tendido. Otro de vuelta,

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